“A Priscila la mataron para ocultar que en esa zona se vende droga y la Policía no hace nada”
Javier Lobo Aragón, abogado de la familia de la joven asesinada, dijo que en el Barrio donde la mataron todos saben que los imputados son narcotraficantes, pero viven aterrorizados. “Me dicen que los amenazan con quemarles las casas”, reclamó
Priscila Paz sufrió de una manera indescriptible durante días antes de ser asesinada a golpes. Su martirio persiguió un solo fin: que no delatara que sus captores se dedicaban a vender drogas en el barrio Ampliación Elena White, al sur de la ciudad. Esa es la hipótesis que sostiene Javier Lobo Aragón, abogado de la familia de la joven. La idea, que ya venía manejando la fiscalía que investiga el crimen, se le convirtió en certeza tras recorrer el lugar y hablar con los vecinos.
“Es increíble lo que pasó. El sábado en que le hicieron la misa de las 9 noches a Priscila, a las 5 de la tarde, me llegué al lugar. Solo, con mi camioneta. Empecé a averiguar dónde la habían tenido a Priscila. Es increíble cómo la gente me fue detallando lo mismo que dice el expediente. Me dijeron ‘mire, doctor, ahí la tuvieron, esa gente que vive en ese lugar (Lavaisse al 1400) vende droga. Salen por acá, se ocultan en el zanjón”, relató.
Lobo Aragón se mostró sorprendido por los detalles que le aportaron los vecinos, pese a que dijeron estar bajo amenaza. Los acusados del crimen de Priscila, asegura, son conocidos narcomenudeantes del barrio y aterrorizan a los habitantes constantemente, sostiene.
“Me llamó poderosamente la atención que yo, si ser policía, sin pertenecer a ninguna fuerza de seguridad provincial ni federal, solamente abogado; me dijeran cómo fue el móvil. Y la Policía parece no haberse enterado cómo se vendía droga en ese lugar”, reclamó.
Priscila desapareció el domingo 22 de julio a las 7, cuando salió de trabajar en un hotel de la zona de El Manantial. Nunca llegó a tomar el colectivo a San Pablo, de acuerdo a la investigación. Su padre, Pedro Paz, se quedó esperándola hasta que comenzó a preocuparse. Pronto, los amigos y vecinos se sumaron a la búsqueda, primero por las redes sociales, luego por los medios de comunicación y, más tarde, realizando cortes de ruta y rastrillajes por su cuenta y en colaboración con la Policía. El cuerpo de la joven madre fue hallado en un cañaveral nueve días más tarde, a unos 150 metros de su casa.
¿Qué le pasó en todo ese tiempo? Lobo Aragón coincide con lo que sostiene la fiscalía de María del Carmen Reuter y la secretaría a cargo de Javier González. La llevaron mediante engaños a una casa de ese barrio y la mantuvieron cautiva para que no delate las actividades delictivas de sus captores. “Estuvo privada de su libertad, la drogaron y le pegaron hasta que, entre todos, a través de golpes de puño, patadas y probablemente con un hierro, la mataron y la llevaron al lugar donde fue hallada. La habían escondido en el fondo de la casa del principal acusado”, señaló el abogado.
El principal imputado es Héctor Jesús Ledesma, pero en el barrio es conocido como Pocho. De acuerdo a la investigación, vende junto a su banda droga en el lugar. “Es impresionante cómo la gente me pedía ‘doctor, pida allanamientos, porque este Pocho es una persona peligrosa, nos amenaza con quemar la casa si lo delatamos'”, señala Lobo Aragón.
Pocho no fue el único partícipe del crimen, de acuerdo a la pesquisa. José Dante Gómez (a) Salteño habría sido la persona que llevó a Priscila a la casa donde estaban consumiendo bebidas alcohólicas y drogas los demás imputados: Facundo Damián Miranda (a) Can Can, Walter Patricio Miranda (a) Borolo, Franco Manuel Ogaz, Yanina Paola Rojas (a) Kingkona y Hugo Ramón Miranda. Todos ellos, señala la fiscalía, la privaron de la libertad, la torturaron y la mataron. Luego, encargaron a Miranda, que era chofer del líder de la banda, que llevara el cuerpo al cañaveral donde fue más tarde hallado.
¿Por qué lo hicieron? Para que Priscila no delatara lo que había visto y sufrido. A Lobo Aragón le sorprende que esta banda haya logrado un poder territorial tan fuerte en la zona sin que las autoridades lo hayan notado. “La Policía no hace absolutamente nada: esta causa no es por un robo, es por el ocultamiento de que en esa zona se vende droga”, finalizó el abogado.
Fuente: Mariana Romero para Que diario