¿Tu pareja te llamó por otro nombre? A no alarmarse: puede significar que te quiere
La ciencia explica que todo se debe a una confusión que pasa en el cerebro entre la gente que te resulta más importante y le sientes más cariño.
Oh, esa incómoda (y nada deseada) escena en la que, en pleno acto sexual, tu pareja exclama: "¡David, qué bueno eres en la cama!"… y tu nombre es Enrique. Un momento realmente alarmante. Sin embargo, la ciencia afirma que no hay porqué preocuparse ...tanto. Y es que no es extraño que pase esto, o que en una reunión familiar llamemos a nuestro tío con el nombre del abuelo, o que bauticemos de nuevo al sobrino de 25 años.
La explicación científica ante este tipo de situaciones se debe a que "los nombres de los seres queridos son los que usamos con más frecuencia", apuntó Juan Moisés de la Serna, doctor en Psicología y especialista en Neurociencias al sitio de BuenaVida. "El cerebro está continuamente equivocándose al seleccionar la información o al recuperar unas huellas de memoria y no otras. Lo que ocurre es que suele pasar desapercibido", agregó.
¿Por qué pasan estos lapsus linguae? Varios científicos averiguaron que la confusión más habitual tiene lugar en el entorno familiar, y en concreto, se detectó que eran las madres las que más erraban, por encima de los padres. ¿El nombre más colado entre la familia? Sorprendentemente, el de la mascota.
"Utilizamos el hemisferio cerebral derecho para reconocer las caras familiares, mientras que empleamos el izquierdo para los nombres propios. Así, cada vez que nombramos a alguien, realizamos un proceso de integración entre ambas funciones", explicó el neurólogo Marcelo Berthier. "Cuando queremos mencionar a alguien, activamos el nombre de esa persona y también los nombres ‘vecinos’, es decir, todos aquellos que están relacionados semántica o fonológicamente entre sí", agrega. Es por eso que si alguna vez se te escapa el nombre de tu ex, puede que todavía no la has olvidado del todo.
El cerebro, con el fin de almacenar información, tiene carpetas en donde se encuentran "categorías según la relevancia emocional, la utilidad o la proximidad; cuanta más información contenga, más fácil será recuperarla", menciona Berthier.
"El nombre que recibe mayor activación cerebral será el primero que se pronuncie", asegura el experto. Cuando vamos a nombrar a un ser querido, no solo recurrimos a la red semántica o fonológica que los relaciona, sino también a las emociones.
Ojo, el misnaming (confusión de nombres) no supone una falta de educación o tacto, es más bien un fenómeno relativamente normal, sobre todo cuando nos sentimos presionados o hay falta de atención. Así que tranquilo, no hay que enojarse tanto si nos llaman con un nombre distinto al nuestro. Eso sí, habrá que preocuparse si esto sucede recurrentemente…
/Esquire