¿Se acabó la pandemia? Las fiestas clandestinas se repiten en Tucumán (Video)
Las horas pasan a una velocidad superior; un DJ alienta con su música a que los cuerpos se muevan a un mismo ritmo, casi pegados; cientos de almas en un mismo lugar, compartiendo un vaso, un cigarrillo, un beso; luces de colores que disimulan la ausencia total de barbijos o distancia social. Una escena así hoy suena utópica en cualquier lugar del mundo a causa de la pandemia. En cualquier lugar menos en Tucumán.
Que los fines de semana se realizan fiestas clandestinas en distintos puntos de la provincia es un rumor que circula desde hace varios meses. Pero recién ahora un video viene a confirmar lo que estaba en boca de muchos jóvenes: una multitudinaria fiesta electrónica donde el coronavirus parece no existir.
En las redes sociales de los organizadores no parece haber nada al margen de la ley: proponen música en vivo durante un atardecer, en un lugar al aire libre, con distancia entre mesa y mesa. Pero más de uno de los que asistieron no consiguieron resistir la tentación de grabar un video o tomar una fotografía y compartirlo en las redes sociales: la prueba del delito.
La fiesta en cuestión tuvo lugar en un predio de Los Nogales, el domingo 6 de diciembre, previo a un feriado. Se supo después que no fue la única, sino que el domingo 23 ya habían realizado un evento similar. Algunos jóvenes que admitieron haber estado ahí contaron que empezó alrededor de las 16 y que allí fueron testigos de la puesta del sol, primero, y de un nuevo amanecer, varias horas después. Pese a lo ruidoso y multitudinario del evento, nadie supo nada hasta que las imágenes se viralizaron. Ni la Policía, ni las autoridades del Comité Operativo de Emergencia (COE), que prohíbe este tipo de reuniones.
En cuanto a la mecánica, explicaron que consiste en contactar al RRPP a través de las redes sociales, quien vende las entradas (ese domingo costaron $800 cada una) y luego envía un mapa con las coordenadas para acceder al lugar. El resto es llegar, ponerse cómodo y divertirse.
Tras la viralización de esas imágenes, los policías se pusieron en alerta. Personal de la Unidad Regional Norte se presentó en el lugar del evento, donde un empleado aseguró que el sitio funciona como bar los días domingo. Lo mismo afirmó más tarde el organizador, un conocido empresario bolichero, quien sostuvo que se respetan los protocolos y que cuentan con la autorización del COE. Toda esa información fue puesta a disposición de la Fiscalía en Flagrancia II°, que no habría ordenado ninguna medida relacionada con el secuestro de equipos o la aprehensión de presuntos involucrados.
Quieren divertirse
Estaba claro que después de semejante repercusión que había tenido el evento la Policía estaría más atenta que nunca el último fin de semana. Sin embargo, las fiestas se repitieron. Una de ellas se habría realizado en la capital, otra en El Cadillal y una tercera en El Timbó. También hubo rumores acerca de una tercera en Villa Nougués.
(Fiesta en El Cadillal sàbado 12/12/2020)
Una vez más, circularon fotos, videos y relatos que hablan del descontrol y de la inexistencia de protocolos de bioseguridad. Eso sí, todos anónimos.
En cuanto a la intervención policial, solo se conoció que desalojaron fiestas que si bien eran multitudinarias se realizaban en domicilios particulares.
“Está pasando lo mismo que cuando existía la Ley de las 4 a.m., los jóvenes ya están cansados de las restricciones y empiezan a buscar lugares donde divertirse y bailar un rato, sin importar qué tan legal es”, argumentó uno de los jóvenes entrevistados.
Pero mientras todo eso ocurre, la labor de quienes le hacen frente al covid-19 en los hospitales sigue sin descanso desde hace nueve meses. Tucumán ya superó los 65.000 infectados y los 1.300 fallecidos desde la llegada de la pandemia. De esas muertes, más de 90 corresponden a trabajadores de la salud, que contrajeron el virus atendiendo a sus pacientes.
Según los expertos de la Organización Mundial de la Salud, la prinicipal manera de evitar contagios es usando tapabocas y manteniendo una distancia de dos metros entre personas, dos grandes ausencias en los eventos mencionados.