Dique El Cadillal: la historia de un proyecto que se concretó luego de 60 años
El abastecimiento de agua a la población de San Miguel de Tucumán fue la gran preocupación de los gobernantes de la provincia durante las últimas décadas del siglo XIX. Eso hizo que el teniente Lucas Córdoba, quien asumió su segundo mandato como titular del ejecutivo a fines de 1901, le encomiende a su gabinete impulsar el proyecto de embalse de los caudales del río Salí en la zona denominada El Cadillal.
La iniciativa tuvo aceptación unánime en ambas cámaras y se dispuso la inversión de un millón de pesos para la ejecución de las obras, a través de la ley aprobada el 7 de diciembre de 1903. Si bien el monto real nunca se conoció con certeza, se estima que el gasto fue de 1.071.180 pesos, lo que representaba una cifra millonaria para la época.
Según lo establecido en el plan original, el desarrollo del dique tenía como objetivo garantizar el riego de un extremo al otro de la provincia, con la meta de asegurar mayores beneficios a los agricultores. La represa tendría la capacidad para regar 100 mil hectáreas de forma permanente, extendiendo los beneficios a las zonas de Leales, Tafí Viejo y Burruyacú.
Por diversas razones el plan no llegó a ejecutarse en los plazos estipulados. Además, la provincia tuvo que abandonarlo al poco tiempo, por lo que quedó en poder del gobierno nacional. Los registros establecen que hubo incongruencias en el proyecto inicial, desarrollado por el ingeniero Carlos Wauters, lo que motivó a generar una nueva propuesta que terminaría de concretarse en la década del '60.