Las cenizas de "La Negra" Mercedes Sosa, en el humilde silencio de una paisaje tucumano
Los restos de la cantora tucumana descansan en un discreto rincón del cerro San Javier. Su presencia lo hace grande y precioso
Luego de un recorrido sinuoso, en auto, en moto, a pié o a caballo por la ruta 340, se llega a la imponente estatua "El Cristo" de San Javier. Un lugar en el que todos quieren su foto.
Ruido de autos con la música fuerte, turistas de todos lados con sus cámaras en mano, familias con niños de un lado a otro, parejas de enamorados que eligieron el lugar para pasar el día y hasta artesanos, kioscos y baños químicos, forman parte del gran espectro verde que rodea a esta estatua de 28 metros.
Sin embargo, otros prefieren el contraste absoluto de ese ambiente. Y se dirigen hacia "atrás del Cristo", a solo unos metros del monumento. Para descansar, meditar y tomarse unos mates sin saber algunos que allí, las cenizas de una grande, se mezclaron con la tierra y el paisaje.
Es que la última voluntad de la Negra Sosa fué que esparzan sus cenizas en el cerro tucumano. Y, casi desapercibido y con un sencillo cartel, se recuerda a alguien que hizo tanto por nuestro canto argentino.
Precursora de nuestra música, madre, tía y abuela. Hermosa, rebelde y exiliada en los años más duros por el maldito poder de turno. Pero allá, a los lejos, en ese gran continente, tu amor por Tucumán siguió creciendo y fueron ecos las palabras que a lo lejos le cantabas:"porque me duele si me quedo, pero me muero si me voy" ,y tu corazón era más grande que cualquier continente.
Luego, volviste a tu tierra natal. Y allí están tus cenizas, en un humilde lugar que tu presencia hace grande y precioso.
Sabemos que Mendoza y Buenos Aires también tienen un cachito de vos, y eso nos da un poco de celos. Es que fuiste y seguirás siendo nuestra cantora tucumana.
"A los cerros tucumanos me llevaron los caminos" decía don Ata. Y sin duda alguna, a nuestra negra también. Por eso, cada vez que puedo, me detengo en ese lugar. De noche o de día, sabiendo que allí estas vos.
Y hoy no fué la excepción. Como un coyuyo silbador, que irrumpe el silencio con su canto, tu recuerdo golpeó en mi mente, detuve la marcha de mi camioneta y acá me encuentro parado. Con el corazón golpeando el pecho ,mi cámara en la mano y la encrucijada de no saber si sólo disfrutar o también grabar la experiencia de lo que se vive allí.
Perdoname negra, es que quiero contarles a todos en este video, que allí se descansa una grande. En el trinar de los grillos, en el canto de cigarras y en el sonido del viento.
NEGRAcias
Ella eligió el cerro, como su lugar en el mundo,
aqui sus cenizas mezcladas con la tierra
florecen cada primavera para recordarte que
tus sueños se pueden cumplir y que un
tiempo mejor es posible.