Tiene un pequeño puesto en San Pedro, pero viste a estrellas nacionales
Jorge Córdoba es un emprendedor tucumano que heredó la pasión por trabajar el cuero de su padre. Hoy, el Chaqueño Palavecino y Soledad Pastoruti venden sus prendas
El trabajo con el cuero no es nuevo para él, no se presentó como una revelación en su vida ni lo sorprendió la vocación en mitad de su vida. Jorge Córdoba nació y se crió entre pieles, herramientas, trenzados y curados: su padre, Ramón Milagro Córdoba, le heredó el oficio.
Desde su taller en San Pedro de Colalao crea las piezas más exquisitas, que él mismo fabrica a mano, con ayuda de su esposa, Pastora. En el mismo local está el pequeño puesto de ventas: un local que huele a cuero curado, donde apenas se puede caminar entre cintos, chalecos, monturas, trenzados y cintos. La vista apenas puede organizar la cantidad de elementos que tapizan el lugar hasta el techo.
Entre sus creaciones, fotos y recortes periodísticos enmarcados completan la decoración. Puede verse en ellos a grandes estrellas nacionales, como Loly Antoniale, Rocío Marengo y Amalia Granata desfilando sus prendas. Es que desde hace casi dos décadas, sus creaciones sn exhibidas en festivales importantes de todo el país, en la tradicional exposición de la Sociedad Rural y en Cosquín.
Sin embargo, uno de sus orgullos lo constituyen dos clientes que se confesaron amantes de sus prendas: Soledad Pastoruti y el Chaqueño Palavecino. Pese a ello, Jorge y su esposa continúan la tradición del trabajo en cuero para miles de turistas que, año a año, visitan su puesto en busca de la mejor confección artesanal de elementos típicos de la región.