Tenemos que armarla.
Tenemos que rehacer su cuerpo.
Reconstruir sus piernas extraviadas,
encajar su cintura en la memoria
“Paulina”
Un libro que duele, atravesado de horror y violencia transformada en poesía, "Interrumpidas" posa su mirada sobre mujeres asesinadas, desaparecidas y víctimas de toda clase de violencia de género.
El libro llega a Tucumán y su autora, Raquel Graciela Fernández, lo presentará personalmente en nuestra provincia.
La obra incluye 30 poemas, cada uno dedicado a una mujer que a los argentinos nos falta y cuyo nombre dibuja una cicatriz más en una sociedad marcada por los femicidios y la violencia de género.
Dos de ellas son tucumanas: Paulina Lebbos y Marita Verón. Para Raquel, son símbolos, paradigmas de la violencia hacia la mujer. "Es muy fuerte saber que voy a presentar el libro en Tucumán, la tierra de dos de los casos emblemáticos", contó a Periódico Móvil.
"Sobre todo, mi deseo era darle un abrazo a Alberto Lebbos, porque su lucha me conmueve", agregó la poetisa. "Con Paulina me ocurre algo muy especial, porque Capital está empapelada de afiches que piden justicia. Con mi hijo, vemos su rostro todos los días", destacó.
Además del poema dedicado a Paulina, el libro da vida a otras mujeres y niñas asesinadas como Ángeles Rawson (que tenía 16 años cuando la mató el portero de su edificio por resistirse a un abuso), Nora Dalmasso (violada y asesinada en su casa de Río Cuarto, Córdoba, en 2006), Rosana Galiano (asesinada a los 29 años por orden de su marido), Soledad Bargna (que perdió la vida cuando un condenado por violación le asestó 26 puñaladas en 2009) y Candela Rodríguez (de 11 años, violada, asesinada y arrojada a la vereda en una bolsa cerca de su casa), entre otras. También hay obras dedicadas a jóvenes que permanecen desaparecidas, como Marita, Sofía Herrera y María Cash.
La cita es el lunes a las 17, en el aula Manuel Belgrano de la Facultad de Derecho, en 25 de Mayo 456. De la presentación de "Interrumpidas" participarán, además de la autora, la decana de la Facultad de Derecho, Adela Seguí, la titular Observatorio en Género y Diversidad de esa unidad académica, Soledad Deza, y Alberto Lebbos, padre de Paulina y titular de la Comisión de Familiares de Víctimas de la Impunidad.
PAULINA
“De pronto vuelvo
a la noche
con mis zapatos de agua.”
Mía Gallegos
Ahora que sus jugos han sido consumidos,
que se agotó la paciencia de su carne,
que sus martirios iniciaron el camino
donde acecha
la pequeña ferocidad de los escarabajos,
sólo nos queda un nombre.
Su nombre.
Y lo repetimos con celo de oración,
con obstinada precisión de recuerdo.
Tenemos que armarla.
Tenemos que rehacer su cuerpo.
Reconstruir sus piernas extraviadas,
encajar su cintura en la memoria,
limpiar sus ojos conjugados de barro.
Tenemos que sentir una mujer,
saber una mujer,
gritar una mujer.
No un objeto.
Nunca un objeto.
Nunca una muñeca decorada a golpes,
una muñeca azul de calamidades,
fácil de rasgar,
fácil de romper.
Olvidable
como una marioneta hecha de nada,
de acuarelas delebles,
de capricho.