Grupo de delincuentes encerró a una familia y desvalijaron su casa
Por diario La Gaceta.
Foto: La Gaceta
Ya estaban acostados, por dormirse, cuando entre ocho y 10 delincuentes irrumpieron armados en su casa. Pedro Luis Quinteros y su familia permanecieron casi dos horas encerrados en una habitación, mientras los ladrones revolvían cada rincón y seleccionaban el botín con tranquilidad.
La casa de los Quinteros no es la primera en recibir la visita de ladrones en la calle Paraguay de Yerba Buena. A una cuadra de distancia, al 700, otra familia había sido víctima de un violento asalto el domingo a la noche. Por eso, hasta minutos antes de que los delincuentes ingresaran a la casa de Quinteros, el martes a la noche, los vecinos habían estado reunidos y debatiendo posibles soluciones a la ola de inseguridad que viven.
El martes, Pedro y su esposa Carmen se fueron a la cama a las 23. En otra habitación ya dormían sus nietos de 10 y 11 años, mientras que su hija Belén acababa de salir a comprar una gaseosa junto a su esposo Ramón y un bebé de un año. Cuando el matrimonio regresó, Ramón bajó del auto para abrir el portón del garaje. En ese instante, un grupo de casi 10 personas los sorprendió. “Salieron de atrás de mi casa y de los costados”, recordó Belén.
Los ladrones golpearon al joven y lo obligaron a abrirles la puerta. “Mirá que lo mismo vamos a entrar porque tenemos barretas”, le advirtieron. Sólo uno de los delincuentes permaneció afuera de la casa. Se subió al auto y apuntó a Belén con un arma. “Estuvo media hora conmigo y el bebé en el auto, al bebé también lo apuntaba”, contó la joven, todavía asustada. Belén pudo reencontrarse con su familia 30 minutos después, cuando un vecino estacionó su auto al frente y el ladrón decidió llevarla al interior de la casa para evitar que los descubrieran.
Toda la familia fue encerrada en una habitación. Según describieron las víctimas, los asaltantes actuaban con tranquilidad y seguridad. “Tenían armas y estaban a cara descubierta, de a ratos se tapaban con alguna capucha o se cubrían la boca con barbijos. Eran bien parecidos y estaban bien vestidos”, describió Carmen.
Hasta la ropa
Una vez adentro, lo primero que hicieron los asaltantes fue preguntar cómo se llamaban los perros, que no paraban de ladrar. Entonces uno de ellos les habló por su nombre e intentó tranquilizarlos. Después incomunicaron a la familia. “Le sacaron las pilas al teléfono inalámbrico, desenchufaron el teléfono del living y nos quitaron los celulares”, indicó Carmen. Con la situación controlada, comenzaron a seleccionar lo que iban a llevarse.
“Robaron cuatro televisores, dos filmadoras, cámaras de fotos, microondas, ropa, zapatillas, bicicleta y todos los regalos de mis bodas de oro”, enumeró Carmen. “Pedían plata, nos decían que les demos la plata de la casa que estamos por comprar, pero acá nadie está por comprar ninguna casa”, explicó la mujer. Después de mucho revolver, los delincuentes encontraron los ahorros de la joven pareja que sumaban $ 100.000.
“No te llevés el televisor de mi abuelo que ve fútbol, no me llevés mi compu”, le suplicaba el niño de 10 años a uno de los delincuentes. “No vas a creer que le dejaron el celular y la tablet”, comentó su abuela, sorprendida. “Él habló todo el tiempo con ellos”, agregó.
El estado de nerviosismo de Belén, la mamá del niño, era tal que en un momento se desplomó sobre la cama. “Se desmayó; uno de los ladrones le echaba viento y le trajo un vaso de agua. Le decía que se quedara tranquila, que no le iban a hacer nada, que ellos sólo querían la plata”, contó Carmen.
Los delincuentes también se tomaron su tiempo para probarse las prendas de vestir que sacaban del placard. “Se medían la ropa delante nuestro. ‘Este le va a quedar hermoso a mi señora’, decía uno y me vaciaban los cajones. Yo les decía que basta, que se vayan”, relató Belén, tras indicar que le robaron hasta la ropa de su bebé.
Todos afuera
Cuando por fin los delincuentes decidieron irse, la familia salió de la habitación y se encontró con la casa dada vuelta. Había tantas cosas desparramadas por el piso que no se podía caminar. “Salieron gritando que los habían asaltado”, contó una mujer que vive enfrente. Pese a que ya era de madrugada, todos los vecinos estaban en la calle, alarmados por lo que acababa de sucederles a los Quinteros.
“A los 20 minutos apareció un policía en moto, a la media hora vino un auto y como a la hora cayó uno con una carpeta que ni siquiera entró. Criminalística vino recién como a las 3”, aseguró una vecina, indignada. “En la esquina desvalijaron una casa, hace un mes. El otro día me abrieron la puerta de mi casa y se llevaron la moto de mi empleada. Esto es una inseguridad tremenda”, se quejó.
Ciudad oculta, zona de riesgo
En la Unidad Regional Norte aseguran que se ha reforzado la seguridad en el sector donde viven las familias asaltadas, al noreste de Yerba Buena. Un comisario, que solicitó reserva de su nombre porque -argumenta- no está autorizado por el Ministerio de Seguridad a hacer declaraciones, afirmó que desde anoche un patrullero recorre el barrio en cuestión (Los Tarcos), de forma permanente.
“Es una zona de riesgo por su proximidad con la Ciudad Oculta. Por eso, hace unas semanas, además, destinamos un policía urbano para que, de 13 a 21, vigile las salidas de Las Higueritas y Santo Domingo. También dispusimos una guardia en los alrededores de la iglesia de La Caridad”, indica.