Tucumán Por: Mariela Alderete25/04/2016

Los policías acusados por el crimen de Ismael Lucena podrían ser condenados a perpetua

El tribunal escuchó los alegatos y resolvió pasar a un cuarto intermedio para deliberar. El jueves se leerá la sentencia contra dos policías imputados por el homicidio y tres por el encubrimiento

Fotos: Andrés Figueroa
Las cartas están echadas en el juicio por el crimen de Ismael Lucena, el joven asesinado en 2011 de un culatazo en la cabeza durante una golpiza. Las pruebas ya fueron incorporadas, las partes terminaron de alegar y ahora sólo resta esperar a que el Tribunal termine de deliberar y dicte sentencia. 


El crimen

El hecho ocurrió el 10 de noviembre de ese año, cuando Lucena caminaba junto a su amigo Marcelo López por Barrio Gráfico II, en Las Talitas. En un momento, comenzaron a ser perseguidos por dos hombres. Entraron a la galería de una casa y pidieron que llamen a la Policía, creyendo que los querían asaltar, cuando fueron alcanzados por los sujetos, que los golpearon. Se trataba de los policías Mondino Becero y Arturo Monserrat, que estaban fuera de servicio y de civil. Una de esas heridas produjo la muerte de Ismael, 19 horas más tarde. 





El juicio

El juicio por el crimen comenzó el lunes 18. Durante las audiencias y en los alegatos finales, la defensa de Mondino aceptó que el golpe propinado con la culata de su arma en la cabeza de Lucena le provocó la muerte. Sin embargo, el abogado defensor de Becero, Cergio Morfil, pidió que su cliente sea absuelto o, en su defecto, condenado por homicidio preterintencional, que conlleva una pena de 1 a 3 años de reclusión o 3 a 6 años de prisión. 

El homicidio preterintencional ocurre cuando es cometido por alguien que, si bien tuvo el propósito de dañar a alguien y usando un medio que razonablemente no debería provocar la muerte, asesina a una persona.  

La Fiscalía de Cámara y las querellas (de la familia Lucena y de López, sobreviviente de la golpiza) pidieron, sin embargo, que Becero sea condenado a prisión perpetua por homicidio agravado. Fundamentaron su reclamo en los testimonios que indicaron que Becero golpeó con saña y violencia a las víctimas, al punto de que las otras personas que allí estaban no lograban convencerlo de que los dejara. Además, consideraron el hecho de que Lucena ya estaba reducido. Pero la prueba fundamental que determinó el pedido de perpetua fue el hecho de que la herida que recibió la víctima en la cabeza fue propinada con tanta violencia que le hundió el cráneo y le destrozó el cerebro.




Una pericia médica encargada por el propio Morfil fue incorporada como prueba al comienzo de la audiencia. El informe determinaba que no se hubiera podido salvar la vida del joven con ningún procedimiento. La prueba, finalmente, fue utilizada por la Fiscalía para demostrar que el golpe que Mondino asestó a Lucena fue en extremo violento y, bajo ningún punto de vista, el acusado podría haber buscado ocasionarle un daño que no fuera la muerte. 

Además, las querellas coincidieron en que los acusados salieron no con la intención de prevenir un delito (ellos aseguran que, por la apariencia de los jóvenes, pensaron que tenían intenciones de robar) sino con el objetivo de vengar situaciones de inseguridad de la que ellos mismos habían sido víctima. Remarcaron que estaban de civil y salieron de sus casas fuertemente armados. Subrayaron que, en la persecusión, dispararon contra los jóvenes aunque no lograron herirlos. Indicaron que se trató de un caso claro de gatillo fácil. El hecho, indicaron, se completó con el encubrimiento por parte de los policías de la comisaría de Las Talitas, Francisco González, Antonio Zelarayán y Rubén Tejerina

Tras la golpiza, Lucena y López fueron llevados a la dependencia policial a pie "para no ensuciar con sangre el auto", indicó la Fiscalía. Allí, el estado de Lucena era desesperante, de acuerdo a los testimonios. Sin embargo, el policía González (imputado por encubrimiento agravado) les hizo firmar un acta que indicaba que habían sido víctimas de un intento de asalto. El delito de encubrimiento se completó, de acuerdo a la fiscalía y la querella, con el hecho de que ante la herida de Ismael lo hayan dejado a una cuadra del CAPS local, a fin de no aparecer junto a él. 

El abogado defensor de Tejerina y Zelarayán pidió la absolución de sus defendidos porque consideró no probado que hayan encubierto el crimen. La defensora oficial de González, además, pidió que su cliente sea declarado inocente también del cargo de amenazas agravadas por el uso de arma de fuego. El hecho ocurrió, según el testimonio del sobreviviente López, cuando el policía se presentó en su casa tres meses después del homicidio y lo intimó a no presentarse a un careo que se realizaría días más tardes bajo pena de "terminar como Lucena". 

Tras escuchar los alegatos, el tribunal compuesto por Alicia Freidenberg (presidenta), Dante Ibáñez y Rafael Mocoritto resolvió pasar a cuarto intermedio hasta el jueves a las 14, cuando se dará lectura a la sentencia


Los sonidos de la calle

A medida que pasaban las horas (la audiencia se extendió desde las 14 hasta las 20), el sonido que llevaba de la calle se hacía más fuerte. Afuera, militantes de organizaciones políticas y de derechos humanos, además de allegados a Ismael Lucena y Marcelo López, realizaban una protesta en reclamo de justicia por el joven. 

Finalizada la audiencia, Clara, la madre de Ismael, salió a la calle a reunirse con ellos y estalló en llanto. Sus otros hijos y su nuera, Isabel de la Cruz la acompañaron. Allí, Alberto Lebbos también participaba de la protesta. 

Los manifestantes prometieron volver a la puerta del Palacio de Tribunales para acompañar a las familias Lucena y López durante la lectura de la sentencia.