Los 15 principios de María Montessori, para educar a niños felices.

Ahora, en pleno siglo XXI, sus planeamientos pueden resultarnos un poco cotidianos y simples, pero al inicio del siglo anterior, causaron un fuerte impacto mundial, tan fuertes que chocaron con casi todos los dogmas educativos de la época, pues rompió con el convencionalismo en la enseñanza y dichos sistemas se sintieron atacados por ser bastante conservadores. Aunque no es tan escandaloso como en esos tiempos, no cualquiera imparte esos principios hoy en día, pues la responsabilidad del propio alumno en su desarrollo, no es bien vista aun en nuestros días. Sin embargo se pudo comprobar que le incremento emocional y educativo del menor es mucho mejor y más productivo.

“La primera tarea de la educación es agitar la vida, pero dejarla libre para que se desarrolle”

Aquí los mandamientos de María Montessori para que madres y padres tengan hijos más felices.Recuerda que los pequeños siempre reflejan lo que aprenden en casa, así que es importante que se los impartas a tu hijo:

• Se su mejor modelo, pues los niños absorben su contexto.
• No lo critiques “oriéntalo” pues de siempre recibir críticas lo primero que aprenderá será a juzgar.
• Si es peleonero, seguro vive entre hostilidad.
• Su timidez refleja, que se siente continuamente ridiculizado.
• Si logras que tu hijo crezca sintiéndose seguro de él mismo, fácilmente podrá confiar en los demás.
• El sentimiento de culpa en el sino se desarrolla por sentirse despreciado continuamente.
• Acepta y escucha sus opiniones, pues sembrarás en él, agrado por el mundo y por ellos mismos.
• Hacer a tu hijo que se sienta que pertenece a un sitio, hacer que se sienta amado y respetado hará que fácilmente encuentre el amor por el mundo y lo respete como él es respetado por ser como es.
• Evita hablar mal de tu hijo, esté o no presente.
• Valora siempre lo bueno de tu hijo, pues sabrá que lo está haciendo bien y no quedará espacio para lo malo.
• Siempre responde cuando se acerque con una pregunta o comentario.
• Respeta a tu hijo aunque haya cometido un error. Apóyalo. Lo corregirá ahora o quizá un poco más adelante.
• Ayúdalo a buscar, pero permite que encuentre solo lo que necesita.
• Ofrece cada día lo mejor de ti al niño, siempre dirígete a él con respeto, y él siempre lo hará así contigo y con su entorno.