San Martín clasificó a los 16vos de final de la Copa Argentina: una nueva era a iniciado

El fútbol, con su capacidad para reflejar las emociones más profundas de un grupo de personas unidos por la pasión, ha vuelto a ser el escenario donde San Martín de Tucumán y su hinchada encuentran un motivo para sonreír nuevamente. Tras un 2024 de desilusiones, el triunfo en la Copa Argentina frente a Colón de Santa Fe se erige como un bálsamo para el alma de los Cirujas.

El inicio de 2025 ofrecía señales muy débiles, pero alentadoras. Ariel Martos lo había adelantado este San Martín se iría construyendo partido a partido. Circunstancia que muchas veces no es aceptada por la hinchada de Ciudadela que exige siempre una victoria. El empate sin goles ante Almagro en la primera fecha de la Primera Nacional parecía prolongar la racha de sinsabores. Sin embargo, el fútbol, siempre impredecible, tenía reservado un giro inesperado.

En el estadio Monumental de Atlético Rafaela, San Martín y Colón protagonizaron un duelo intenso que culminó sin goles en el tiempo reglamentario. La tensión se trasladó a la tanda de penales, donde el “Santo” mostró una eficacia notable, imponiéndose por 3-1. Agustín Prokop, Hernán Zuliani y Tiago Peñalba fueron los encargados de desatar la euforia al convertir sus disparos, mientras que Darío Sand se erigió como héroe al detener el remate de Nicolás Talpone.

Esos tres goles, esos gritos llegaron como un empujón para saltar el recuerdo de la temporada pasada que dejó cicatrices profundas, heridas que para muchos hinchas todavía no sanaron. La primera oportunidad de ascenso se esfumó en Rosario con una derrota por 2-0 ante Aldosivi. Posteriormente, el sueño se desvaneció por completo al quedar fuera del reducido tras caer 1-0 en La Ciudadela contra Gimnasia de Mendoza. Estos golpes dejaron a la hinchada abatida, con la moral por los suelos y la esperanza hecha trizas además de con una profunda decepción con la dirigencia del club.

Pero el triunfo de hoy no solo significa avanzar a los 16avos de final de la Copa Argentina, donde aguardará al vencedor entre River Plate y Ciudad de Bolívar, sino que también representa una inyección de ánimo y una renovada esperanza para una hinchada que necesitaba urgentemente una alegría. Con la llegada de un nuevo director técnico, Ariel Martos, se vislumbra una nueva etapa, una oportunidad para reconstruir y volver a soñar.

El camino es largo, pero victorias como la obtenida ante Colón sirven para recordar que, en el fútbol, la redención siempre está a la vuelta de la esquina. La pasión de la hinchada “santa” es inquebrantable, y este triunfo es el primer paso hacia la recuperación de la fe y la ilusión.

San Martín de Tucumán ha dado un golpe de autoridad, demostrando que, pese a las adversidades, está dispuesto a luchar y a escribir nuevas páginas de gloria en su historia. La pelota sigue rodando, y con ella, las esperanzas de todo un pueblo que sueña con volver a lo más alto.