Foto: comunicaciontucuman.gob.ar.
A días del 209° aniversario de la Independencia, el presidente Javier Milei ha definido una agenda acotada para los actos conmemorativos, centrando su participación exclusivamente en la vigilia del 8 de julio en la Casa Histórica de Tucumán. El mandatario, que ya había estado presente en ese mismo evento el año pasado, no se quedará para el tradicional desfile militar ni para otras ceremonias del 9 de julio, en una decisión que despierta interpretaciones políticas y simbólicas.
Según el portal TN, la ausencia del presidente en los actos principales del Día de la Independencia responde a “cuestiones presupuestarias”, una justificación que refuerza el discurso de austeridad que Milei ha sostenido desde su asunción. En esa línea, el mandatario viajará a Tucumán junto a su hermana y secretaria general, Karina Milei, y algunos funcionarios de su entorno cercano. En cambio, la vicepresidenta Victoria Villarruel aún no confirmó su presencia, y desde su entorno aseguran que "no hay definiciones" al respecto.
La decisión de no participar del desfile ni permanecer en la provincia durante el 9 de julio representa un giro respecto a las celebraciones tradicionales. El año pasado, Milei había aprovechado su paso por Tucumán para firmar el Pacto de Mayo con dieciocho gobernadores, en un intento por tejer acuerdos con las provincias. Este año, sin embargo, su estadía será breve y su regreso a Buenos Aires está previsto para asistir al Tedeum en la Catedral Metropolitana, como hizo en 2024.
La elección de un formato más breve y centrado en lo institucional antes que en lo festivo parece reflejar una redefinición del vínculo entre el Poder Ejecutivo y las fechas patrias. Si en otras épocas el 9 de julio se desplegaba con desfiles, discursos y presencia presidencial extendida, esta vez Milei opta por una versión más contenida, sin dejar de marcar presencia en el sitio histórico que simboliza la independencia argentina.
El nuevo enfoque abre interrogantes: ¿se trata de un repliegue táctico ante la crisis económica o de una relectura ideológica de los rituales patrios? En cualquier caso, el 9 de julio de este año se perfila como una fecha atravesada por el contraste entre la solemnidad del acto simbólico y la sobriedad de un gobierno que prioriza la contención del gasto por sobre las formas tradicionales de conmemoración.
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