

La clase media argentina continúa enfrentando el desafío de llenar el changuito cada mes, en un contexto donde los precios de alimentos y bebidas muestran marcadas diferencias según la provincia. Un estudio reciente de la consultora Analytica revela que el costo de las compras básicas no solo sigue en aumento, sino que además se comporta de manera desigual en todo el país.
De acuerdo con el relevamiento correspondiente a septiembre, el gasto mensual típico en un supermercado trepó hasta los $800.594 en Santa Cruz, mientras que en Misiones se ubicó en $732.793. La brecha del 9,25% entre ambas jurisdicciones refleja la disparidad regional en el valor de los productos esenciales.
Sin embargo, los mayores precios no implican necesariamente un mayor peso en el bolsillo de los consumidores del sur del país. Esto se debe a que los salarios promedio en la Patagonia suelen ser más elevados que en el Noreste y Noroeste argentino, amortiguando en parte el impacto de los valores más altos en góndola.
El informe también analiza la relación entre el costo de la canasta y los ingresos de cada provincia. Según el estudio, cubrir las compras mensuales demanda entre un 11,9% del ingreso de dos salarios promedio en Neuquén y un 32,7% en Santiago del Estero, una diferencia que refleja el desigual poder adquisitivo entre regiones.
En conclusión, el trabajo de Analytica expone dos realidades que conviven en el mapa económico argentino: por un lado, una fuerte dispersión territorial de precios; y por otro, una estructura salarial heterogénea que determina de manera muy distinta el impacto real de la inflación en los hogares de cada provincia.







