“La defensa de la casa Sucar es aferrarse a la memoria, no a la materia”
Aída Navajas, una de las principales impulsoras de la campaña en contra de la demolición de la casona, asegura que el problema es “el avance incontrolable de la industria inmobiliaria”
Aída Navajas es arquitecta, pero se define como "artistecta", un híbrido entre el arte y la arquitectura. “Hoy en día hay un nuevo oficio para el que no se necesita profesión: el desarrollador inmobiliario. Y allí se olvidan del diseño, de la sustentabilidad, de toda la cara artística que tiene la arquitectura”, asegura. Pero ella no se olvida.
El desarrollo inmobiliario es, según expresa la profesional, el causal principal de la situación que se vive con la casa Sucar. “Quienes construyen edificios no se encargan ni de revisar el terreno que compraron para saber si allí funcionaba un centro cultural, una casa de familia o un patrimonio cultural, simplemente buscan construir y ganar”, explica Aída, y agrega: “Hace falta más conciencia y menos ammenities”.
Sin embargo, está al tanto de que la problemática habitacional en Tucumán es una realidad, pero considera que "existen muchas otras opciones alternativas, otros terrenos sin tanto simbolismo patrimonial, sin tanta lucha por detrás”.
Sustentabilidad ambiental vs. Sustentabilidad patrimonial
Ayer, la Legislatura tucumana trató varias temáticas. En primer lugar, se legisló la creación del Parque Nacional del Bicentenario. “Hablaron perfectamente de sustentabilidad, de identidad, de protección, de cuidado ambiental del medioambiente. Cuando llegó la hora de hablar de la casa Sucar, todos esos valores desaparecieron. Parecía un absurdo”, explicó Aída.
Ahí estaban Alberto Nicolini y Marta Silva, reconocidos arquitectos tucumanos, dos de los principales impulsores de la lucha por la conservación patrimonial en Tucumán (Marta fue la que luchó por la Ley de Patrimonio, sancionada en 2006). “He luchado para nada”: estas fueron las palabras de Silva al terminar la sesión, según comentó Navajas.
¿Por qué no derrumbar?
“Cuando a mí me preguntan ‘¿cuándo hay buen urbanismo?’ yo siempre respondo: ‘Mirale la cara a la gente’. Ahí es cuando te das cuenta de todo. Aquí hay mucha gente quejándose, acelerada, ofuscada, acalorada. Una ciudad bien planificada, plural, democrática, es una ciudad linda de habitar, que da gusto transitar. Una ciudad para todos”, asegura.
Entre otros ítems, la conservación patrimonial y de los espacios verdes colabora con la calidad urbanística de una ciudad y, por ende, con la calidad de vida de la gente. Y con el turismo: “las ciudades con mayor conservación patrimonial en el mundo son las ciudades más atractivas turísticamente. Ahí no hay casualidad, hay causalidad”, explica la arquitecta.
¿Y entonces, qué?
"Muchas veces los dueños de las casas quieren mantenerlas, pero es muy caro. Ahí es cuando debe aparecer el Estado, con una decisión política de memoria: la defensa de la casa Sucar es aferrarse a la memoria, no a la materia", expresa.
Y tiene una propuesta: "Me encantaría hacer un centro cultural, que es la propuesta que incluye la Ley de Expropiación: talleres, un espacio para artistas emergentes, salas de ensayo y de teatro, un barcito. La casa tiene que ser para la comunidad”.
Fuente: http://www.eltucumano.com/noticia/237049/casa-sucar-aferrarse-memoria-no-materia