El gigante dormido: galería de fotos del ingenio San Pablo

Dio origen y trabajo a todo un pueblo y también fue la causa de su caída. Una historia de esclavitud, de lucha y de esplendor

Tucumán18/07/2015Mariela AldereteMariela Alderete
Ingenio San Pablo: el Gigante dormido
Ingenio San Pablo: el Gigante dormido

Por Mariana Romero

Ubicado al pie de la sierra de San Javier, en el departamento de Lules, el ingenio San Pablo fue el motor que dio vida al pueblo que lleva el mismo nombre. 

Fue instalado en 1832 por el francés Jean Nougués, que había comprado tierras en el lugar. En sus comienzos, apenas tenía un primitivo trapiche de madera que, con el tiempo, dio lugar a las modernas instalaciones que terminaron instalándose en su ubicación actual.

En 1855 se mudó y la actividad comenzó a diversificarse, agregando una curtiduría, un aserradero y un molino harinero. A su alrededor, comenzaron a asentarse las primeras casas de los trabajadores que dieron origen, en 19860 a la fundación del pueblo.

La llegada del ferrocarril en 1876 le permitió modernizarse y seis años más tarde instaló las primeras máquinas de vapor. Hasta llegó a tener su propio club, el San Pablo, creado en 1911 y un hospital, fundado un año más tarde.

La historia del San Pablo está también plagada de dolor. Hacia la década del '70 del siglo XIX, un grupo de 38 familias esclavas integradas por habitantes de comunidades originarias de Chaco fue llevada al lugar para trabajar allí.

Durante el siglo XX, el San Pablo hizo crecer al pueblo y sobrevivió al cierre masivo de los ingenios dispuesto por el gobierno de facto de Juan Carlos Onganía en 1966. Sin embargo, la crisis llegó en 1987 y la fábrica cerró sus puertas.

Durante los años siguientes, el grupo de cañeros CATSA intentó salvar las fuentes de  trabajo y lograron que se reabriera en 1992. Sin embargo, la falta de gas determinó la suspensión de las actividades.La sentencia definitiva llegó en 1966, con su desguace final.

La lucha de los obreros del San Pablo para evitar su cierre fue tenaz, pero el gigante terminó cediendo. A esas alturas, unas 1.200 familias quedaron sin ingresos. Los hombres buscaron emplearse como trabajadores golondrinas, o en trabajos de albañilería y jardinería. Muchas mujeres, que apenas se habían incorporado hace algunos años a tareas administrativas o vivían del salario de sus maridos, se convirtieron en empleadas domésticas de la coqueta zona de Yerba Buena. De hecho, el colectivo de la línea 102 que llegaba al lugar comenzó a recibir el apodo peyorativo de "bombachero", porque sus principales pasajeras eran mujeres que salían a ganar el salario que sus maridos ya no cobraban más.

La estructura del Ingenio San Pablo todavía persiste al paso del tiempo. Semi destruido, el tiempo todavía no pudo llevarse las paredes, las estructuras metálicas y las dos imponentes chimeneas.

Se encuentra en el predio de la Universidad San Pablo-T, cuya fundadora es la empresaria Catalina Lonac. Es visitada por turistas de diversos puntos del país porque el punto figura en la llamada "ruta del azúcar". Además del viejo ingenio, en el predio hay un jardín botánico que alberga más de 300 especies y, como perlita, se puede visitar un viejo gomero que fue regalado por el presidente Julio Argentino Roca su fundador, Juan Nougués.

Las ruinas del San Pablo, el gigante dormido, evocan épocas de trabajo, de esclavitud, de lucha y de esplendor.

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