El clientelismo en Tucumán concentra las miradas del país
En medio de las acusaciones, Clarín recorrió un barrio donde ofrecen $100 o una habitación por el voto. Informe de Martín Bravo
Tucumán21/08/2015Mariela AldereteSin actividades fuertes de campaña de los principales candidatos, la última jornada antes de la veda previa a las elecciones a gobernador del domingo transcurrió entre acusaciones de clientelismo y controversias por el uso de la pobreza con fines electorales. Ya en la jornada anterior, con las presencias de Daniel Scioli y Mauricio Macri, cuyas actividades funcionaron como cierres, habían surgido contrapuntos en ese punto. El radical José Cano -postulante por el Acuerdo para el Bicentenario- denunció ayer la entrega de bolsones de mercadería y ofertas de dinero a cambio de votos, y basado en un informe del Observatorio Social de la UCA estimó el índice de pobreza en un 34% en la provincia. Juan Manzur -el vicegobernador ungido por José Alperovich para sucederlo- desestimó las acusaciones y ese índice, aunque no dio precisiones.
Clarín recorrió por la tarde el asentamiento Barranquita, apenas a unos cinco kilómetros de la Casa de Gobierno. Las casillas de chapa y madera se amontonan al borde del río Salí, una zona inundable, sin agua potable -los habitantes la juntan de una manguera, en tachos- ni cloacas, muchas sin baño ni luz, rodeadas de basura amontonada.
Los consultados contaron que esta semana pasaron punteros para anotar pedidos a cambio de una copia del documento, con la promesa de volver antes del domingo. “Yo voy a votar al que me dé, porque realmente necesito”, dice Margarita, de 40 años, con su marido preso y a cargo de siete hijos y dos nietas. Por cuatro cobra la AUH y los dos mayores trabajan por temporadas en la cosecha de limón y cartonean. Algunos días les alcanza para comer, otras veces buscan en las bolsas de basura. Por su cuadra pasaron el martes “anotando para el bolsón y ofreciendo 100 pesos para votar”. A otros vecinos les prometieron módulos habitacionales (una habitación y un baño).
“Pasaron a pedir los datos y preguntar qué necesitamos. Pedí una cama, un colchón y una mesa, pero hasta ahora no llegó nada”, cuenta Graciela, con la pensión por su hijo discapacitado como único ingreso: lo cobra los 23, y casi todos los meses los días anteriores se alimenta a mate. “Nos falta todo. Colchones, chapa. Tengo dos hijos enfermos y tengo que comprar los remedios. A mí no me ayuda nadie”, cuenta Carmen, también cartonera. La presencia del Estado aparece en la previa a las elecciones o en situaciones más extremas todavía, como en las inundaciones: en la última, en marzo, repartieron colchones y ropa luego de que exigieran ayuda con un corte de la autopista que va al aeropuerto.
“A las tres de la tarde, los chicos ya nos golpean la puerta. Muchas veces la leche para ellos es el principal alimento del día. Acá la gente se maneja por su necesidad, que es inmediata”, cuenta Susana Piedra Bruno, dirigente de Barrios De Pie y encargada de un merendero.
Sin negarlo del todo, Manzur desestimó el peso del clientelismo en las elecciones. “A mí no me consta. Hay tantos dirigentes en Tucumán, tantas listas ... Es un sistema democrático y abierto. Cuando los tucumanos entran al cuarto oscuro, están solos. Ellos, su conciencia y lo que quieren elegir. Ahí no hay clientelismo, no hay nada”, dijo a Clarín entre sus actividades de cierre: un almuerzo con empresarios textiles que anunciaron inversiones y una reunión con dirigentes de su partido en Yerba Buena.
El vicegobernador negó el 34% de pobreza que estimaron la UCA y otros estudios privados, aunque no dio un número y su equipo entregó datos de 2013, que la ubicaron en 4,6%. “Alperovich dijo que hay que ser hijo de puta para entregar mercaderías a cambio de un voto, se estaba mirando al espejo. El sistema electoral en Tucumán está pergeñado para el clientelismo con fondos públicos”, cuestionó Cano, luego de un encuentro con autoridades de la Facultad de Derecho y antes de ir al debate en Canal 8, que no asistirá Manzur.
Fuente: Martín Bravo para Clarín