El gobernador Osvaldo Jaldo visitó la Ciudad Autónoma de Buenos Aires con el fin de acompañar a su bloque Independencia, integrado por los diputados Agustín Fernández, Elia Fernández de Mansilla y Gladys Medina, que, en definitiva, avaló la postura de la Casa Rosada de no permitir la insistencia de la norma previsional.
Una vez conocida la votación Jaldo recibió varios llamados de agradecimiento por el acompañamiento a la postura del Gobierno nacional. Uno de ellos fue del jefe de Gabinete, Guillermo Francos; el otro del vicejefe de Gabinete a cargo de Interior, Lisandro Catalán, factor clave también en la negociación para que el radical Mariano Campero se uniera a “las fuerzas del cielo” y revirtiera su voto en el recinto.
“Está muy claro que nuestra apuesta es a la institucionalidad. Si a la Argentina le va bien, a Tucumán le irá bien”, señala el gobernador tucumano cuando se le consulta las razones de su postura dialoguista frente a la Rosada. Los 87 votos en favor del Gobierno nacional en la Cámara Baja se convirtieron en un número mágico para el devenir de la gestión de Milei.
Si otro hubiese sido el resultado, las tensiones políticas hubieran sido mayores, además de las necesidades financieras. Pero a esos 87 apoyos, el propio Presidente debe cuidar porque no son de extracción netamente libertaria. De allí la necesidad de construir canales más firmes en el diálogo con las provincias y con el Congreso mismo.
Finalmente, Jaldo regresó a la provincia con la firme convicción de que la gestión Milei debe saldar las deudas prometidas con Tucumán. Todo pasa por la activación de obras públicas, como la remodelación del aeropuerto internacional Benjamín Matienzo y la continuidad de las obras en la cárcel de Benjamín Paz, en donde el tranqueño quiere habilitar parcialmente varios pabellones antes de la finalización de este 2024.