Un tucumano apostó por un cultivo inusual y terminó inventando un producto exclusivo

Rodolfo Lescano sólo buscaba vivir en el campo. Pero la tierra lo fue llevando por un camino que lo convertiría en el creador del vinagre de higo, requerido hoy por chefs internacionales

Tucumán17/01/2016Mariela AldereteMariela Alderete
Foto: Facebook Higos Felices
Foto: Facebook Higos Felices

Si creías que todo estaba inventado en el mundo de la cocina, es porque todavía no probaste el vinagre de higo. El exquisito elixir requerido por chefs de nivel internacional no sólo es toda una novedad en la cocina: además, es un invento tucumano. 

Su creador es Rodolfo Lescano, un ingeniero mecánico que en 2003 sólo tenía en claro que quería encontrar un lugar alejado de la ciudad para vivir y que los costos eran altos. Compró una finca en El Timbó y decidió cultivar lo básico: algunos cítricos y otros productos que le permitieran, aunque sea, pagar los impuestos. 

Pero ocurrió algo impensado: comenzó con un cultivo inusual que lo llevó a descubrir un nuevo producto. A Rodolfo le encantan los higos: los cultiva, los defiende de los pájaros, los rastrea en la literatura y hasta en la historia. Produce una variedad que se llama Higos Turcos -entre otras-, de tamaño grande y especialmente carnosos. 

Se dio cuenta de que, podando cuatro veces al año las 1.500 higueras de su finca, tiene producción casi todo el año. Descubrió cómo hacerlos madurar fuera de la planta, para que lleguen frescos a sus clientes. Aprendió a respetarlos y comprobó, en la práctica, que a la planta hay que pedirle permiso siempre para tomar sus frutos. Y, en el camino, inventó el vinagre de higo, su "sello" especial, el producto que lo convirtió en un verdadero emprendedor. 

La finca "Higos Felices" no sólo ofrece producción agrícola. Abre sus puertas a clientes y turistas que se acercan a buscar la fruta más fresca -o el preciado vinagre- y los invita a cosechar sus propios higos. Así, quien quiera disfrutar de la naturaleza, puede adentrarse en la plantación y elegir la mejor fruta. En el camino, uno puede ir comiendo la cantidad que quiera. El recorrido termina en un arroyo fresco que lleva agua limpia, donde los visitantes descansan y disfrutan de la naturaleza. Todo un viaje, a sólo 20 kilómetros del centro. 

Pero para aquellos que no se deciden a escapar de la ciudad para buscar sus propios frutos también hay espacio. Basta contactarlo por Facebook y hacerle el pedido. Al día siguiente -o ese mismo día-, se recibe en casa una bandeja de dos kilos de los mejores higos de la región. Todos, cultivados en el día o, a lo sumo, el día anterior: la cosecha se realiza cada 48 horas. 






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