Efectivos policiales detienen de forma arbitraria a un fotoperiodista de El Esquiú.com
Según el portal un reportero gráfico de ese medio fue privado de su libertad ilegalmente por efectivos policiales cuando realizaba una cobertura periodística.
Periodismo13/02/2016Mariela AldereteSegún El Esquiú.com, Luciano Barrera, un fotoperiodista de ese medio, sufrió una violenta e injustificada agresión durante la tarde del sábado por parte de personal de la comisaría de Santa Rosa, cuyos efectivos lo arrestaron sin motivos ni explicaciones, lo golpearon y le hurtaron una tarjeta de memoria con fotos del agresor.
Alrededor de las 17, Barrera se trasladó a realizar la cobertura de un vuelco ocurrido en la cuestecilla de El Portezuelo, acompañado por el chofer y otra fotoperiodista pertenecientes a ese medio. Tras tomar imágenes, un oficial de apellido Rivas le agarró la cámara y cuando el fotógrafo intentó aferrarse a su elemento de trabajo, fue tirado al piso por el efectivo, quien le rodeó el cuello con el brazo y comenzó a asfixiarlo.
El oficial Rivas, tras darle dos rodillazos a Barrera, claramente indefenso, terminó apropiándose de la tarjeta de memoria de la cámara.
“El vehículo estaba en medio de la ruta volcado; había conitos de cada lado y los autos igual circulaban por ambas vías de la ruta. Hice una o dos fotos y comencé a caminar para hacer la foto del otro lado, subir al auto e irnos. Una mujer me dijo que no había sangre ni heridos y este policía me repitió lo mismo y me dijo que circule y que no tome fotos”, explicó Barrera. La mujer en cuestión era la protagonista del vuelco, quien resultó ilesa.
“Yo me identifiqué y les dije que estaba trabajando. Cuando quise levantar la cámara de nuevo, me tiró un manotazo y yo alcancé a hacerle una o dos fotos en ráfaga”, dijo.
Aunque no oponía resistencia al arbitrario uso de la fuerza que se estaba haciendo contra él, el uniformado siguió apretando el cuello del fotorreportero y comenzó a mofarse. “Así que sos pícaro. Mirá lo que te pasa por pícaro. Si te digo no, es no”, le manifestó.
“Cuando vio que ya no podía respirar, recién me aflojó un poquito. En eso se acercó un móvil y resolvieron arrestarme. Me llevó hasta el auto tomándome del cuello y le dije ‘dame la cámara’”, explicó Barrera. En ese ínterin, María Schaefer, quien también trabaja en El Esquiú.com junto a Barrera, intentó sin éxito que los policías se identifiquen y preguntó adónde lo llevaban y por qué, sin obtener tampoco respuestas más allá de indirectas que tenían como finalidad la intimidación (“dale, sacá fotos no más vos”).
Barrera extrajo la tarjeta de memoria de su cámara e intentó entregársela a Schaefer, pero por el violento accionar de Rivas ésta cayó al piso. El chofer del patrullero la alzó y la guardó. Es necesario añadir que Schaefer también fue tratada con prepotencia por intentar documentar con fotos lo que estaba ocurriendo, pese a que se identificó con credenciales.
“La primera reacción del tipo cuando no quise darle la cámara fue darme dos rodillazos en las costillas, del lado derecho (…). Le dije ‘dame la memoria’ al que manejaba. Lo miró al otro (a Rivas) y le preguntó qué hacían. Rivas la tomó y dijo ‘dámela a mí que yo se la voy a entregar al fiscal’”, contó Barrera. Finalmente, esposaron a Barrera y lo llevaron hasta la comisaría.
Absurdo
En la seccional, los uniformados que participaron de este aberrante arresto intentaron justificar su violencia aduciendo que la mujer que protagonizó el accidente no quería fotos. Tan absurda e injustificada fue la detención que, horas más tarde, el parte de prensa diario que envía el área de Relaciones Institucionales de la propia Policía de la provincia trajo adjunta una foto del siniestro y la descripción de éste con todos los datos personales completos.
En la comisaría
Luego de permanecer privado de su libertad durante cinco horas sin haber cometido ningún tipo de delito ni contravención, sólo por cumplir con la tarea de informar a la ciudadanía, tras las llamadas telefónicas del propio jefe de policía y secretario de Seguridad, quienes fueron puestos en conocimiento de lo que ocurría por periodistas de este medio, Barrera recuperó la libertad, tras una larga espera para ser revisado por el médico de la Policía. En el medio, un grupo de colegas se apersonaron en las puertas de la comisaría para solidarizarse con el nefasto acto de censura.
“Cuando volví, tenían un inventario del bolso que me hicieron dejar y una firma de libertad. Cuando me devolvieron el bolso, le dije expresamente al jefe de la comisaría que a mí me faltaba la tarjeta de memoria, que fue tomada por Rivas”, indicó Barrera. Sin embargo, el oficial Rivas optó por hacerse el desentendido y negó este grave ataque contra la prensa.
Otro hecho a remarcar fue que para entregarle sus pertenencias al fotógrafo, repentinamente llegaron a la comisaría dos personas que iban a hacer las veces de testigos, siendo que en el lugar había personal de este medio y los colegas que se solidarizaron.
Sobre el cierre de esta edición, Barrera se encontraba analizando los pasos a seguir junto a su representante legal, los cuales consistirán seguramente en la denuncia penal por el brutal ataque sufrido de parte de Rivas y el hurto de la tarjeta de memoria de su cámara.
Ignorancia
Este tipo de ataques policiales a quienes tenemos la misión de informar no pueden interpretarse de otra forma más que la ignorancia total de todos nuestros derechos y de sus límites.