Padres conductistas: el daño que causan a sus hijos

Como padres constantemente nos preguntamos si estamos haciendo bien nuestra ardua labor de criar a la próxima generación. Aquí te dejamos estos excelentes consejos de una psicóloga y educadora profesional.

Sociedad24/02/2016Mariela AldereteMariela Alderete
A lo largo de la historia, el ser humano ha encontrado diferentes maneras de educar a sus hijos. La historia no es progresiva ni todo cambio es siempre para bien: pero por fortuna cada vez hay mayor información con bases científicas, a fin de eliminar todo aquello que es tóxico en la salud física, mental y espiritual, tanto de los receptores como de los emisores.

Te daré algunas razones por las cuales los premios y castigos que un padre utiliza con sus hijos, pueden causarles graves trastornos psicológicos y afectar su conducta emocional:

Cuando terminé de estudiar mi carrera de Educación Preescolar, trabajé con un grupo numeroso de niños. Entre ellos había un alto índice de agresión. Con el tiempo, me di cuenta que debía profundizar en las causas de los comportamientos infantiles para apoyar a los padres de familia, así que estudié una segunda carrera: psicología conductista. Al concluirla, me percaté que no era exactamente la psicología clínica la que me hacía feliz, entonces por cuenta propia me preparé en el área humanística y desde entonces he hecho un trabajo constante de transformación comenzando por mí misma. ¿Por qué te cuento esto? Porque lo que quiero transmitirte no es una forma de pensar propia, sino un estilo de vida que adopté para tener resultados positivos, así es que lo que estás a punto de leer, lo he puesto a prueba como madre, educadora e instructora y deseo aportar a tu vida esta valiosa información, para que tengas éxito en tu noble tarea como padre.

Como seres humanos somos muy complejos. Sin embargo, precisamente en la diversidad están las respuestas del por qué no ser tratados de igual manera: cada persona tiene una sensibilidad diferente; por ser seres biológicos, no estamos fabricados en serie, ni programados bajo un mismo boceto, así que lo primero que debes considerar es que aunque los hijos sean gemelos o hermanos que viven bajo el mismo techo, con los mismos padres y las mismas circunstancias, tienen un cerebro distinto, sus canales de percepción funcionan de manera diferente y por lo tanto sus percepciones no son iguales, esto es lo que implica la genialidad humana: “Tú eres único e irrepetible”.

Tus hijos pueden ser exitosos de acuerdo a los estímulos sociales que se le otorguen, principalmente cuando están basados en el respeto y manejo de un lenguaje adecuando porque van dirigidos hacia su individualidad y no a condicionantes premios o castigos circunstanciales y manipulativos.
Analicemos brevemente:

Consecuencias de educar con castigos:

1. Cuando condicionas, restas seguridad

Imaginemos que alguien le dice a su hijo: “Si no obedeces, ya no te voy a querer”, o: “Te voy a regalar.” Cuando condicionas el amor, sin darte cuenta estás mermando la confianza y una parte muy importante de su seguridad e identidad personal.

2. Al usar condicionales, amenazas con un castigo

Honestamente evalúa cuántas veces mencionas “Si haces… te doy”, “si tú… entonces yo…” o “Si no… entonces no...”, “¡Te lo advierto!” y observa cómo siempre va de por medio la amenaza de un castigo, prohibiciones, retiro de privilegios o agresiones físicas, psicológicas y/o verbales.

3. Detienes la formación de tu hijo

Los castigos entrenan a tu hijo a “obedecer” y mientras haya reglas severas y “manipuladoras” qué seguir, mutilas su poder de decisión.

4. Dañas a tu hijo

Los castigos no son edificantes. Tal vez pienses que los castigos son “por el bien del niño”. Sin embargo estos métodos no edifican: La presión extrema en el castigado, genera violencia que puede ser expresada hacia los demás o hacia uno mismo (maltratos físicos, intento de suicidio o suicidio). Cuando un ser humano vive cuadros de impotencia a niveles altísimos de manera recurrente, pueden generarse trastornos mentales (psicosis, esquizofrenia, paranoia, etc.), debido a una desorganización neuropsicológica compleja, la cual altera la percepción de la realidad: causa ansiedad y despersonalización. Entonces, la conducta que deseas “corregir” se irá haciendo cada vez más compleja y negativa.

5. Ese daño es a corto, y a largo plazo

Los castigos traen consecuencias psicológicas nefastas, porque golpean directo a la identidad personal, de esta manera nacen paradigmas que limitan el poder de crear, de ejecutar y de atreverse a Ser: Cuando castigas severamente a tu hijo, éste podría enfrentar trastornos emocionales crónicos y en aumento, desde los más simples hasta los más graves pudiendo incluso requerir atención psiquiátrica.

¿De qué manera los castigos dañan la personalidad?

El castigo puede poner al infante en polos opuestos, con efectos secundarios que dañan la personalidad profundamente:

1) Desafiante. Estado de rebeldía constante ante la autoridad.

2) Sumiso. Persona que está en la indefensión aprendida. En cualquiera de los dos casos, siempre el sujeto tiende a pensar: “hago algo que no está bien”, “soy inadecuado”, “me lo merezco y lo acepto (sumiso)”, o bien, “Soy de lo peor, lo acepto y además lo reafirmo constantemente (desafiante)”

Consecuencias de educar con premios

1. Inseguridad

Al ser tú quien decida —según tu juicio— qué es lo que tu hijo puede ser, hacer o tener, le traerá dificultades en su edad adulta porque siempre buscará la aprobación social para ejecutar acciones e irá en detrimento de su valoración interna.

2. Manipulable

Los premios son una manera de dominar. Eso puede ser una condicionante para regresar a castigar, porque el niño al recibir una recompensa, será vulnerable a ser nuevamente manipulado.

3. Falta de automotivación

Premiar, condiciona las respuestas. Por lo tanto, tu hijo siempre estará esperando recibir primero para después dar y si no hay recompensa entonces no habrá respuesta (esto es totalmente contrario a las leyes del éxito en la vida). Cuando el niño dentro de la tarea encuentra satisfacción, no es necesario condicionar con premios o amenazar con castigos.

Dentro del lenguaje que utilizas debe existir el “reconocimiento” que es distinto a la “recompensa”, lo que dices y la manera de hacerlo, marca contundentemente la diferencia entre guiones psicológicos de éxito o fracaso que tu hijo graba para el resto de su vida. Es opuesto que digas “gracias por guardar tus juguetes en su lugar” (reconozco tu trabajo y esmero) que bajo la misma experiencia digas, “¡Muy bien, guardaste tus juguetes en su lugar!” (Obedeciste – cumpliste con mis expectativas).


Julia Tort es Lic. en Preescolar y Psicología, asesora y especialista en Estim. Temprana, prenatal, del aprendizaje y liderazgo, escritora y madre de 3 hijos. Actualmente vive en San Juan del Río, Qro. México. E-mail contacto: lic.juliatort@hotmai
Sitio Web: https://www.facebook.com/julytort

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