Video: un grupo de jóvenes apuesta al boxeo como alternativa a las adicciones

No tienen consignas ni banderas, sólo vendas, guantes y una bolsa de arena que los aleja de las drogas y los dispersa mentalmente. Aprenden defensa personal y sueñan con ser deportistas que den todo arriba del ring

Tucumán 15/07/2016 Mariela Alderete Mariela Alderete
Foto: Andrés Figueroa
Foto: Andrés Figueroa

Tucumán Central es emblemático. En realidad, es más conocido como "El Rojo de Villa Alem". Rojo como los guantes de box que un grupo de 30 pibes, de la mano del "profe Mansilla", se calzan desde hace unos cuatro meses para darle a la bolsa de arena. En realidad, para darle pelea a la vida.

Según el presidente de la comisión directiva, Eloy Del Pino, se busca nuevamente apostar a diferentes disciplinas entre algunas de las actividades que se vienen realizando.

"Fundamentalmente, apostamos a que el club sirva como un lugar de contención, un espacio donde nuestros jóvenes, tanto varones  como mujeres, puedan realizar algún deporte y así pelear una batalla dura contra las dependencias como la drogadicción, un flagelo importante que tiene la sociedad moderna", explicó. Y agregó: "queremos también recuperar el centro de adultos, que funcionará de 16 a 19 para todos aquellos que no lograron terminar la primaria y secundaria".

Desde hace 12 años no se practicaba boxeo en Tucumán Central. Moisés Mansilla, técnico del equipo, comentó que todo comenzó como un proyecto nuevo donde sus púgiles reciben entrenamiento físico y técnico para tener un buen rendimiento arriba del ring. Este viernes 15, se medirán en combate en el club Villa Luján. 

Algunos de los chicos que allí entrenan coincidieron en que sólo se necesita perder el miedo y tener voluntad para vendarse las manos y ponerse los guantes.

Es el caso de Marcela Monserrat, mamá de dos nenas. Trabaja seis horas por día y sin embargo entrena de lunes a viernes durante tres horas. "Empecé a entrenar porque quiero aprender a defenderme", enfatizó la joven.

Así como Marcela, cada uno carga con una historia y motivación detrás de los guantes. Diego "El artillero" Campos contó que "en un principio, no llegué con la intención de pelear; pero de a poco me fue gustando y decidí competir".

Miguel "La pesadilla" Barros reflexionó que la actividad "es un día a día, pero no te impide otra labor. Yo soy estudiante de química. Llevo una vida de estudiante pero tambien de boxeador, porque así puedo descargar la tensión".

Y finalmente, el más pequeño y promesa de este colorido grupo, Ramiro "El martillo" Herrera. Sus compañeros dicen que "pega bien duro", aunque sólo tiene 14 años. Pero tiene algo muy claro: "subimos al ring a golpearnos pero abajo de el hacemos buenos amigos".

Saltan la soga, hacen, sombra, gancho, hook, jab, juego de pies y uppercut. Sudan, se cansan, pero continúan. Abdominales, golpe a la bolsa, flexiones de brazos, volver a la soga. Este grupo de jóvenes es imparable. Imparable para no detenerse en la realidad. Quizás viven sin los guantes puestos y fuera del cuadrilatero. Pero adentro de él, lo más importante es la ilusión de ser las próximas promesas y campeones en el mundo del box. 



Diego "El artillero" Campos.
Miguel "La pesadilla" Barros.
Ramiro "El martillo" Herrera.Diego "El artillero" Campos.Miguel "La pesadilla" Barros.Ramiro "El martillo" Herrera.Sudan, saltan la soga, le pegan a la bolsa; algunos por hobbie, otros con la ilusión de ser el próximo “Maravilla” Martínez o quizás el “Chino” Maidana. Desde hace 11 años, miles de jóvenes concurren a diario a las escuelas de boxeo con la ilusión de ser las nuevas promesas del cuadrilátero, alejarse de las adicciones y los ‘bardos’ de la calle.


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