
La víspera de navidad de 2007 había sido susceptible pero también tediosa. Era una imagen asociada a los recuerdos del señor Carrizo que ahora solo podía rever: unas horas agotadas por el discontinuo conformismo y por el paulatino asombro.
Tras un escándalo en Alberdi, el gobernador anunció medidas drásticas e incluso la posible intervención del municipio.