El Gestor

... pone gesto solemne. Analiza el caso y dice “y sí, algo se va a poder hacer”. También dice que lo de la plata ya lo vamos a hablar...

La tarea del gestor es fundamental para la sociedad. El gestor no toma café: espera en la oficina. El Gestor se llama primero por el apellido, se llama por ejemplo: Avellaneda, Manuel, para servirle. Porque es muy severo y conoce las formalidades del Estado, que para algo están; como dice muy bien su colega, el Director General de la Repartición, que es amigo suyo de cuando él no era nadie y el Gestor le salvó varias veces el pellejo.

El Gestor pone gesto solemne. Analiza el caso y dice “y sí, algo se va a poder hacer”. También dice que lo de la plata ya lo vamos a hablar, que qué se puede decir ahora que lo importante es sacar el trámite, que después vamos a ir viendo.

A este mozo lo conoce de muchacho, hace muchos años lleva café a la Repartición, de cuando era crío y el Gestor le salvó el pellejo y lo recomendó con el dueño del bar, que también es amigo suyo de cuando él le salvó el negocio que ya le estaban a punto de cerrar.

Esta mesa del bar es suya. A mí me gusta el Gestor porque sabe muchas palabras difíciles que, si uno las dice, ya se pierde antes de empezar. Se sabe los números de formulario de memoria y tiene sellos de la Repartición en el bolsillo. A los expedientes les llama carpeta, al bar le dice oficina, al cargo lo nombra timbre y a los escritos, “los papeles”.

Es muy serio el Gestor. Nunca fue visto sin su traje, haga fríos o veranos. Siempre el mismo traje, riguroso portafolios, zapatos mocasines de lustrar y el traje, nunca sale sin el traje. Viaja en colectivo como quien aborda un auto de alquiler, nunca falta en la oficina, es un buen obrero, un colega, dirían sus amigos los Gestores.

Ayuda a las personas con problemas, su trabajo en la Repartición es necesario. Años lleva trabajando en esto y casi por nada: qué es pagar un par de pesos a la par de conseguir remedios, o un trámite fallido.

La gente es buena, buena pero zonza: cambian números de guía, traspapelan los "papeles", creen ciegamente a los empleados.

Para eso está el Gestor, ordenador supremo de las cosas del Estado y las Personas, por un par de pesos. Nada que no sea de no poder pagar. Y qué le puede cobrar, de plata se habla luego tan desprendido, tan formal, tan erudito. Qué doctoral es el Gestor.