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El exsecretario K de Obras Públicas amplió su presentación en el juicio por los bolsos con U$S 9 millones, después de ser aceptado como arrepentido en la causa de los cuadernos.
Política04/10/2018Mariela AldereteCon explosivas declaraciones José López amplió su testimonio en el juicio por enriquecimiento ilícito, por los bolsos con U$S 9 millones que trató de esconder en 2016 en un convento de General Rodríguez. Declaró que los bolsos los trasladó por pedido del exsecretario privado de Néstor y Cristina Kirchner Fabián Gutiérrez y que no declaró antes porque la exmandataria "es muy vengativa".
El exsecretario K de Obras Públicas brindó su testimonio por videoconferencia al Tribunal Oral Federal 1 desde el lugar secreto en el que permanece alojado, después de entrar al régimen de protección de testigos tras declararse "arrepentido" en la causa por los cuadernos de las coimas.
"A mediados de mayo de 2016 fui citado a una reunión por Fabián Gutiérrez, quien fuera secretario privado de Néstor y Cristina Kirchner. Me dijo que necesitaba mover una plata de Daniel Muñoz sin que se enterara su mujer Carolina Pucceti. Me dijo que era una plata grande sin precisar el monto, me dijo que era una plata de la política. Conversamos sobre lugares y opciones y yo le comenté lo del convento", declaró el exfuncionario K.
Según López, le dijeron: "José, necesitamos que se cumpla con este operativo, que salga perfectamente. Es mejor para todos, las consecuencias pueden ser tremendas para vos y tu familia". Explicó que el 13 de junio, tres días antes de su detención, Gutiérrez le envió mensajes y que el se puso "nervioso, paranoico". Aseguró que su esposa no estaba al tanto de lo que pasaba, que discutió con ella y que se fue de la casa.
"Ese 13 de junio por la noche me llamaron alrededor de las 23 diciéndome que estaban llegando, que desconecte la luz y la alarma de la computadora. Llegaron tres personas, dos en un auto y uno en una moto. Bajaron los bolsos y me dijeron que tenía que tirar los tres celulares que tenía, a los cuales me habían llamado: uno era de Río Gallegos, otro de Buenos Aires y otro punta a punta que tenía desde hace mucho tiempo. Me dejaron solo los dos celulares personales que tenía", afirmó.
Dijo que le preguntaron cuál era el "lugar elegido" y mencionó al convento de General Rodríguez. Dijo que les dio la ubicación con la aplicación Google Maps y que le sugirieron que si tenía un arma que la llevara, "por cualquier cosa que pase, tanto a la ida como a la vuelta". Dijo que como eran muchos bolsos le pidieron que los unificara, y que colocó euros en un bolso de mano color violeta.
"Me encontré con las dos personas y me pidieron que fuera más rápido. Más adelante me encontré a la moto, que se puso detrás mío y me hicieron luces para que fuera más rápido. Luego me lo encontré de frente en la avenida General Rodríguez donde está la estatua de un gaucho. Ahí cuando doblé a la izquierda, la moto dobló en U y se fue. Cuando estaba llegando al convento encontré a dos personas paradas en la cuadra anterior al convento y la otra persona estaba caminando hacia el portón", relató.
Dijo que se estacionó frente al portón del convento, que detrás de él se frenó un auto, que le indicaron que al otro día pasarían a buscar todo y que desconocía hacia dónde iban. "Arrojé los bolsos por el muro, salté para avisar que me abrieran el portón y así poder ingresar el auto con las valijas. Antes de hacer esto le avisé a quienes me vigilaban en altavoz: 'Ahora sí'", afirmó.
Explicó que cuando le abrieron la puerta del convento pidió hablar con la Madre Superiora Alba para pedirle que le permitiera pasar la noche allí. "Me dijo: 'querés asilo, qué hiciste, robaste algo'", relató. "No madre, yo no robo, ayudo al convento", le respondió, según su declaración. Indicó que luego le pidió scones a una de las monjas, y que una de ellas le avisó que afuera había policías fuera el convento.
"Salí a ver si habían detenido a las tres personas que estaban afuera, pero cuando llegué me di cuenta que no estaban y me puse más nervioso todavía", afirmó. "Me pasaban mil cosas por la cabeza. Pensé me habían entregado y usado como chivo expiatorio. En ese momento empezó el operativo policial, es como una película", dijo.
Aseguró que no habló antes "por temor a Cristina Kirchner", a la que calificó como "una persona muy vengativa". "Yo siempre estaba a prueba, por eso varias veces le planteé al entonces ministro Julio De Vido que me quería ir, renunciar, mucho más cuando a principio de año 2011 me citó a una reunión Cristina Kirchner en Olivos, en el sector de oficinas denominado Jefatura de Gabinete", recordó.
López dijo que en esa reunión Cristina Kirchner le dijo: "Querés ser parte del problema o de la solución" y le mostró un cuaderno de Néstor Kirchner que era de reuniones individuales y anotaba todo lo que pasaba en ellas. "A Cristina le conté todo, que había un sistema de recaudación, la metodología, más allá de los corredores viales, pero creo que no me creyó porque mando a hacer una auditoría", dijo.
Dijo además que el convento era frecuentado por la Alicia Kirchner, Julio De Vido y su esposa Alessandra Minnicelli y la jueza federal María Servini de Cubría. Declaró queen 2003 conoció al obispo Rubén Di Monte (que murió en 2016) cuando tuvo una reunión con éste y De Vido en el Ministerio de Planificación Federal, a raíz de una cruz que se había caído en la Basílica de Luján.
A partir de entonces se fue dando una relación más estrecha entre él y el obispo, según declaró. Cuando su abogada defensora Pamela Bisserier le preguntó quién más visitaba el convento, respondió: "De Vido y su esposa; Alicia Kirchner y Servini de Cubría. Di Monte tenía muchos amigos y conocidos", afirmó. "En su cumpleaños, en una fiesta muy grande para 200 o 250 personas me dijo que la fiesta había sido un regalo de (el exbanquero) Raúl Moneta, a quien lo unía una gran amistad", indicó.
Además le pidió perdón a su familia y a la sociedad por el "desvío" en sus conductas y dijo que le era "muy difícil salir" del "sistema perverso" en el que estaba inmerso. "Quiero pedir perdón a mi esposa, a mi familia, y a la sociedad en su conjunto. Cuando ingresé a la política lo hice en la confianza de que podía contribuir a cambiar la sociedad", afirmó.
"Cuando ingresé a la política lo hice en la confianza de que podía contribuir a cambiar la sociedad, con vocación de servicio. Pero con el tiempo, cuando el poder es mal ejercido, las conductas se desvían y se termina confundiendo a quien se tiene que servir", declaró.
"Es muy difícil salir de ese sistema perverso. No utilicé este sistema en beneficio propio ni me enriquecí con la política, perdí todo. Me arrepiento de no tener el coraje suficiente para salir de esta situación. El miedo pudo más", dijo el exfuncionario.
Dijo que su único objetivo era "recuperar a la familia y su esposa". "Cuando cumpla mi compromiso con la Justicia mi único objetivo es recuperar a mi familia y mi esposa. María, te amo y te quiero mucho, mi amor", fueron las últimas palabras dedicada a su esposa, también juzgada por enriquecimiento ilícito.
En su anterior presentación en el juicio había dicho que el plata que estaba en los bolsos no era de él sino de "personas vinculadas a la política" y que lo obligaron a trasladarlo, ya que lo "usaron como chivo expiatorio" como parte de "una maniobra distractiva para poner la atención pública en otro lugar".
"Me usaron como chivo expiatorio, como una maniobra distractiva para poner la atención pública en otro lugar, agregando además ridiculeces inexplicables y que yo no tuve otra alternativa que obedecer", dijo López ante el tribunal, a principios de agosto.
Luego, al declarar en la causa de los cuadernos, aseguró que siempre había asumido que el dinero que tenía en los bolsos era de Cristina y que se lo entregaron por orden de Gutiérrez, que fuera secretario privado de la expresidenta.
La declaración fue el pasado 17 de agosto ante el fiscal federal Carlos Stornelli, al hablar como arrepentido. Esa declaración le permitió acogerse al programa de imputados protegidos, después de que la homologara el juez federal Claudio Bonadio.
Fuente: TN
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