Tras haber hecho sonreír a cientos de niños, murió el Papá Noel "decano"

Sociedad 22/12/2020 Redacción Redacción
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Nicolás Alzogaray Foto Atlético Tucumán

El último día en la vida de Nicolás Alzogaray fue así: se levantó el domingo a la mañana y caminó dos cuadras hasta el Monumental. Hacía tanto calor que cualquiera se hubiese acobardado para vestirse de un Papá Noel recién llegado del Polo Norte. Cualquiera menos él, que con el mejor de los humores se puso el traje (no era el tradicional rojo y blanco sino que llevaba los colores del club), se colgó la barba y hasta se cubrió parte del rostro con una máscara para que los chicos no descubrieran a ese joven de 26 años detrás del clásico personaje navideño.

Sí, hacía mucho calor y el sol pegaba con fuerza en 25 de Mayo y Chile. Pero era tal la buena predisposición de “Nico”, que recibió con una sonrisa a más de 400 niños, y a todos les preguntó cómo se habían portado este año, si eran buenos chicos, y se sacó fotos con ellos, y les recibió sus cartitas con las listas de deseos para esta Navidad. Cuando la fila se terminó, y ya habían recaudado una montaña de juguetes para donar, todavía se puso a hacer bromas: “lo bueno es que no vamos a gastar en traje para los reyes magos porque yo voy a ser el negro Baltazar”.

“Él era bien morochito y siempre hacía chistes con eso. Le contesté que gracias por hacernos ahorrar, que ya teníamos por lo menos un rey mago”, recuerda Melina Carrizo, su amiga y compañera en la Comisión del Hincha. Fueron las últimas palabras que intercambiaron y ahora, en el velorio, habla de él y mezcla los verbos en pasado y en presente de manera inconsciente, muestra de que aún no logra asimilar que él no está más.

Nicolás murió el lunes a la madrugada. Todos los días entraba a las 4 de la mañana a una panadería de Villa 9 de Julio, y en la oscuridad de ese horario, conducía una moto para ir a trabajar. Pero antes de llegar chocó con otro vehículo y sufrió tantos golpes que no hubo nada que hacer para salvarle la vida.

Pocas horas después de ese accidente, la madre de Nicolás les cuenta a los amigos que se acercan a despedirlo que alguna le expresó un deseo: “mamá, cuando me muera quiero que me lleven a la cancha y me hagan un recibimiento, con banderas y bengalas”. Y ellos quieren que se vaya así, por eso esperan que la comisión directiva del club los autorice a pasar por ahí antes de trasladarlo al cementerio, en horas de la mañana.

“Nico era una persona que dentro de la comisión siempre estaba predispuesto para todo, incondicional para Atlético”, dice Melina. Y relata que no solo fue Papá Noel ayer y el año pasado, también se transformó en el Increíble Hulk en septiembre, cuando salieron en caravana a repartirles cuadernos y lápices de colores a los niños del barrio por conmemorarse “el día del niño decano”.

Su última intervención solidaria fue el domingo, su último día en este mundo. No podrá entregar los más de 400 juguetes que reunieron para los chicos de dos merenderos (uno de “El Chivero” y otro de “La Bombilla”), pero sus compañeros ya se aseguraron de que su participación no haya sido en vano y los acercaron ellos mismos, para que todos esos niños tengan un regalo esta Navidad. 

 Así los deja Nicolás, con el recuerdo de su sonrisa, de su desinterés a la hora de ayudar y de su amor incondicional por el club del barrio donde vivió. “Una excelente persona en todo sentido”, confirma Melina.

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