En Raco volvieron a clases, pero las secuelas de las inundaciones siguen latentes

Se trata de la escuela 107 Doctor Manuel I. Esteves donde alumnos de nivel primario regresaron al establecimiento que se encontraba ocupado por evacuados

Tucumán 30/07/2015 Mariela Alderete Mariela Alderete
Fotos: @isaiascisnero
Fotos: @isaiascisnero

Pasaron cuatro meses desde que diferentes zonas de Tucumán quedaran totalmente aisladas y anegadas por el agua, a raíz de las intensas lluvias y crecidas de ríos y arroyos.

En ese momento, el Gobierno ordenó la evacuación total de varias poblaciones y declaró el estado de emergencia social e hídrica. Sin embargo, familias enteras sucumbieron a la fuerza destructiva de la naturaleza o -quizás- a la falta de planificaciones para evitar este tipo de desastres, mientras el gobernador José Alperovich aseguraba en conferencia que “ha funcionado bien” su plan de obras para evitar inundaciones.

A  57 kilómetros de la capital tucumana por la ruta 341, se encuentra La Cañada, en la zona montañosa de Raco. Allí el río, arrasó con prácticamente todo, por lo que la escuela 107 sirvió como refugio durante cuatro meses para los damnificados por el temporal.  

“A partir del 11 de marzo, comenzó a funcionar como refugio para albergar a 35 familias, había hasta tres familias por grado”, contó a Periódico Móvil Roxana Cazón, preceptora y maestra del establecimiento.

“Algunos comenzaron a retirarse con el paso del tiempo, para tratar de comenzar de nuevo, ya que extrañaban sus casas y ellos mismos trabajaban sacando el barro. Pero otros, sin embargo, se quedaron aquí porque no tenían a donde ir”, relató la docente.

Roxana también contó que durante ese tiempo las clases continuaron, pero que la escuela quedó distribuida en tres sectores. Uno, a tres kilómetros de allí, en una iglesia donde funcionaba 4°,5° y 6° grado. Otro, en el sindicato de bioquímicos, donde se daba clases a 2° y 3° y, finalmente en la misma escuela, donde improvisaron con plásticos, un pequeño espacio para cerrar una de las galerías y así dictar clases a 1°.

Pasaron cuatro meses desde aquel 11 de marzo, en el que la pequeña escuela de Raco, se convirtió en una suerte de centro de evacuados con familias hacinadas, donde la convivencia fue difícil, donde un pizarrón sirvió de pared para una pieza, donde viejos pupitres fueron el cambiador de bebés para madres con niños pequeños y donde la leña y el carbón (con mucha suerte secos), eran imprescindibles para resistir el frio viento de las montañas. Todo esto, lejos de parecerse a una mansión.

Los alumnos volvieron a clases recién este lunes 27 y las familias a pequeñas casillas que les puso el gobierno, algunas aún sin agua ni luz.

“La escuela quedó algo deteriorada y sucia pero las mismas familias, ayudaron a limpiarla” finalizó Roxana.

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