Los lavaderos clandestinos están enfermando a la población, aseguran los vecinos

Una acequia de agua con jabón sirve de basural donde la gente tira desde comida hasta ropa vieja. Falta el agua en el vecindario y los punteros protegen el negocio, denuncian los habitantes

Tucumán 28/10/2015 Mariela Alderete Mariela Alderete
Fotos cedidas por los vecinos
Fotos cedidas por los vecinos

Una de las principales entradas a la ciudad, el acceso por Avenida Papa Francisco, es uno de los lugares más tóxicos para vivir, según aseguran los vecinos.

La salida de la autopista que comunica San Miguel de Tucumán con Famaillá está flanqueada por lavaderos clandestinos ubicados a ambos lados de la avenida Para Francisco (ex Wenseslao Posse).

Allí, munidos tan solo por mangueras y carteles que anuncian los tentadores precios, se colocan, uno a la par del otro, rudimentarios negocios de lavado de autos, camionetas y camiones de gran porte. Tan atractivo es el negocio que hasta vehículos del Gobierno de la Provincia se lavan, en algunas oportunidades, en ese lugar.

Todo esto ocurre al aire libre y al costado de la avenida. Como es de esperar, no existe un sistema de desagüe que se lleve el agua con jabón que desechan los lavadores. Por eso, miles y miles de litros por hora son volcados directamente a la calle, a que corran hacia los vecindarios cercanos o se estanquen durante meses en las veredas.

El agua con jabón ha formado ya una zanja paralela a a la avenida. El agua estancada con jabón genera una especie de nube de mosquitos que, por la tarde, invaden las casas cercanas. La situación se agrava, aseguran los vecinos del barrio ex Aeropuerto, porque esa acequia también opera como basurero y termina siendo recervorio de desechos que van desde grandes cantidades de comida hasta ropa vieja.

Ante semejante foco infeccioso, los vecinos tampoco pueden reforzar su higiene personal ni la de sus hijos porque, aseguran, las grandes cantidades de agua que utilizan los lavadores hacen que el sistema colapse y las casas no tengan servicio de 8 a 22. "Tenemos que juntar agua por la noche si queremos tener al día siguiente", sostienen.

Los vecinos de los barrios cercanos a la avenida Papa Francisco aseguran que sus voces no son escuchadas por las autoridades. De hecho, aunque el negocio es ilegal, se desarrolla a plena luz del día y a cielo abierto ante la mirada de cualquiera que recorra el principal acceso a la ciudad. Cualquiera puede verlo.

Sin embargo, los pobladores dicen que las autoridades no tienen intención de solucionar el problema. "Cuando hay alguna amenaza en contra de los lavaderos, los punteros políticos del barrio llevan a esta gente a quemar gomas y cortar la avenida, pero nunca trataron de mantener limpia la zona", señala una vecina en diálogo con Periódico Móvil. Pide reserva de su nombre porque teme represalias contra su familia.

Los vecinos del lugar temen por la salud de la comunidad. Sospechan que las zanjas generan focos infecciosos importantes, difíciles de combatir para poblaciones que ni siquiera tienen agua corriente durante el día.


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