Sin grandes avances ni sobresaltos, Manzur cumple un año de gestión

Este sábado 29 de octubre, el gobernador Juan Manzur cumple su primer aniversario de gestión, mientras sigue pendiente la discusión por una reforma electoral, y el narcotráfico y la pobreza parecen no detenerse. Elecciones escandalosas, represión, marchas y posturas enfrentadas en la Justicia provincial, fueron la antesala de la asunción del ex ministro de Salud de Cristina de Kirchner.

Tucumán 28/10/2016 Mariela Alderete Mariela Alderete
Foto José Inesta
Foto José Inesta

Sin grandes avances ni sobresaltos, Juan Manzur atravesó su primer año de gestión al frente de la gobernación de Tucumán. Este sábado 29 de octubre se cumple un año de su asunción, que se produjo después de unas escandalosas elecciones provinciales y en momentos en que el país vivía una máxima tensión social y política ante la proximidad del primer balotage de la historia argentina, que se definió con un ajustado triunfo de Mauricio Macri (PRO) sobre Daniel Scioli (Frente para la Victoria).

Mientras corrían las horas del domingo 23 de agosto de 2015 -cuando los tucumanos concurrían a las urnas para elegir al gobernador, intendentes, legisladores y delegados comunales-, comenzaban a estallar conflictos en distintos puntos de la provincia por denuncias de presunto fraude. Ya en la noche, Tucumán estalló y era noticia nacional (e incluso internacional horas después) por la quema de más de 40 urnas en las localidades de San Pablo, San Ignacio de los Pizarro, Sargento Moya y Los Ralos, con heridos y detenidos por enfrentamientos entre bandos políticos.

En la noche negra del 24 de agosto, la efervescencia social continuaba. Los tucumanos comenzaron a copar la Plaza Independencia y la manifestación contra el presunto fraude terminó en lo peor: una violenta represión por parte de la Policía. La tensión duró casi dos meses con nuevas marchas y denuncias en la Justicia provincial por las sospechas de irregularidades en los comicios provinciales que concretó el candidato a gobernador en ese entonces del Frente del Acuerdo para el Bicentenario, el radical José Cano, secundado por el ex intendente capitalino Domingo Amaya.

En tanto, la Junta Electoral Provincial, presidida por Antonio Gandur (presidente de la Corte Suprema de Justicia tucumana), ratificaba el 14 de septiembre los resultados del escrutinio definitivo: Manzur (Frente para la Victoria) obtuvo el 51,64% de los votos (491.951) y Cano (Frente del Acuerdo para el Bicentenario, el 39,94%, con 380.418 sufragios.

El escándalo tomó vuelo cuando la Sala I de la Cámara Contencioso Administrativo anuló esos resultados de las elecciones del 23 de agosto. Pero luego, el 20 de septiembre, la Corte Suprema de Justicia de Tucumán revocó ese polémico fallo y Manzur logró finalmente llegar al tan ansiado Sillón de Lucas Córdoba, que supo ocupar doce años su antecesor, el ahora senador nacional José Alperovich.

Manzur, cuestionado por parte de la ciudadanía, tuvo que caminar sobre los escombros luego de los enfrentamientos sociales y políticos que dividieron a los tucumanos, pero eligió el sendero más cómodo: se sacó la foto obligada con Scioli y esperó los resultados del balotage del 22 de noviembre, para luego encolumnarse detrás del ganador: Macri, para sorpresa de gran parte de la sociedad.

Desde ese momento, el ex vicegobernador tucumano y ex ministro de Salud durante la gestión de Cristina de Kirchner se sumó a varios lineamientos del macrismo (como la lucha contra el narcotráfico) y tuvo que emprender el camino hacia una reforma electoral que garantice más transparencia de las voluntades de la ciudadanía a la hora de elegir a sus gobernantes, una demanda social que aún está pendiente de discusión en la Legislatura tucumana.

El destino también jugó a su favor. La gran fiesta del Bicentenario de la Independencia celebrada con bombos y platillos el 9 de Julio pasado le sirvió a Manzur para generar un clima de distención y acercamiento con el propio Presidente y los funcionarios de su Gabinete.

En el medio, a Manzur no le fue difícil desprenderse del kirchnerismo –atravesado por casos de corrupción- al asegurar que el peronismo “debe ir por una propuesta superadora” de cara al 2019.

Por ahora, mientras se define el futuro del peronismo nacional con vistas a las elecciones parlamentarias de 2017, el termómetro político no puso en jaque a Manzur, quien parece transitar con cautela de la mano de quienes manejan los fondos de la Nación. Hay luces rojas: el avance del narcotráfico y la pobreza no parecen detenerse en el país, ni mucho menos en Tucumán.


Pepa Alabarce


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