Cómo reaccionar en medio de una crisis

POR BERNARDO STAMATEAS

Las crisis son parte de la vida y, por lo general, tienen que ver con cambios. Estos últimos se dan en dos aspectos:

  1. en la cantidad
  2. en la calidad.

Ejemplos de crisis:

-Cuando una persona forma pareja porque de ser uno, pasó a ser dos.

-Cuando llega un hijo a la vida de una pareja porque de ser dos, pasaron a ser tres.

-Cuando alguien fallece o cuando una pareja se separa, porque quedaron menos integrantes en la familia.

En el sistema, cualquier cambio en la cantidad, ya sea porque alguien viene a vivir a casa o porque alguien se va de casa, implica una crisis. Mientras que, en la calidad del vínculo, también hay crisis cuando se pasa de un estado a otro: de estar soltero a estar en pareja, de estar en pareja a ser padre, etc.


Hay dos tipos de grandes crisis:


1.       Las crisis normales

Son las crisis evolutivas, esperables, normales y universales. Por ejemplo: ponerse de novio, casarse, graduarse, tener un hijo, etc. Se trata de acontecimientos que nos suceden a todos pero muchas veces, frente a este tipo de crisis, nos detenemos en esa etapa. Por eso, es muy importante contar con los recursos de las emociones y los recuerdos positivos y tener un “colchón afectivo”, es decir, rodearnos de gente que nos sostenga y nos contenga.


2.      Las crisis accidentales

Son las crisis más difíciles porque son inesperadas. Tienen lugar de pronto, cuando menos lo esperamos, y nos dejan en estado de shock. Nos desorganizan internamente y nos provocan ansiedad, bronca y, en algunos casos, depresión. Siempre es algo que no esperábamos, como una catástrofe, un accidente, una situación de violencia o simplemente algo que se rompió en casa. En las crisis accidentales pueden aparecer los siguientes síntomas:

En la primera fase, siempre hay shock y desorganización, lo cual puede traer olvidos, confusión, dudas y miedos. Algunas personas, a largo alcance, experimentan lo que se conoce como “estrés post traumático”, donde los síntomas continúan incluso después de meses y aparecen pesadillas, desconfianza, temores irracionales, hipervigilancia y el revivir continuamente la situación de angustia.

Pero en toda crisis accidental hay tres descubrimientos que hacemos los seres humanos:

  1. La solidaridad. Un descubrimiento de algo agradable en medio de la tristeza. Por ella, se borran las diferencias y nos unimos hacia un mismo objetivo, que es cuidarnos. Desaparece el “sálvese quien pueda” porque nos damos cuenta de la finitud y la fragilidad de nuestra vida.
  2. Los recursos internos. Aquí descubrimos fortalezas que tenemos (e ignorábamos) para enfrentar la situación.
  3. Los verdaderos amigos. Nos damos cuenta de quiénes están a nuestro lado y quiénes, no.

¿Cómo reaccionar ante las crisis accidentarles?

Es importante no buscar culpables, sino soluciones. Y, sobre todo, no quejarse, lo cual resulta inútil, sino hablar y expresar lo que sentimos para agotar el dolor y lograr salir adelante con nuestros recursos internos y la contención afectiva con la que contemos.

 

Si tenés alguna inquietud, podés escribirme a Bernardoresponde@gmail.com