Cómo reaccionar en medio de una crisis

POR BERNARDO STAMATEAS

Columnas y Opinión 23/09/2017 Mariela Alderete Mariela Alderete

Las crisis son parte de la vida y, por lo general, tienen que ver con cambios. Estos últimos se dan en dos aspectos:

  1. en la cantidad
  2. en la calidad.

Ejemplos de crisis:

-Cuando una persona forma pareja porque de ser uno, pasó a ser dos.

-Cuando llega un hijo a la vida de una pareja porque de ser dos, pasaron a ser tres.

-Cuando alguien fallece o cuando una pareja se separa, porque quedaron menos integrantes en la familia.

En el sistema, cualquier cambio en la cantidad, ya sea porque alguien viene a vivir a casa o porque alguien se va de casa, implica una crisis. Mientras que, en la calidad del vínculo, también hay crisis cuando se pasa de un estado a otro: de estar soltero a estar en pareja, de estar en pareja a ser padre, etc.


Hay dos tipos de grandes crisis:


1.       Las crisis normales

Son las crisis evolutivas, esperables, normales y universales. Por ejemplo: ponerse de novio, casarse, graduarse, tener un hijo, etc. Se trata de acontecimientos que nos suceden a todos pero muchas veces, frente a este tipo de crisis, nos detenemos en esa etapa. Por eso, es muy importante contar con los recursos de las emociones y los recuerdos positivos y tener un “colchón afectivo”, es decir, rodearnos de gente que nos sostenga y nos contenga.


2.      Las crisis accidentales

Son las crisis más difíciles porque son inesperadas. Tienen lugar de pronto, cuando menos lo esperamos, y nos dejan en estado de shock. Nos desorganizan internamente y nos provocan ansiedad, bronca y, en algunos casos, depresión. Siempre es algo que no esperábamos, como una catástrofe, un accidente, una situación de violencia o simplemente algo que se rompió en casa. En las crisis accidentales pueden aparecer los siguientes síntomas:

En la primera fase, siempre hay shock y desorganización, lo cual puede traer olvidos, confusión, dudas y miedos. Algunas personas, a largo alcance, experimentan lo que se conoce como “estrés post traumático”, donde los síntomas continúan incluso después de meses y aparecen pesadillas, desconfianza, temores irracionales, hipervigilancia y el revivir continuamente la situación de angustia.

Pero en toda crisis accidental hay tres descubrimientos que hacemos los seres humanos:

  1. La solidaridad. Un descubrimiento de algo agradable en medio de la tristeza. Por ella, se borran las diferencias y nos unimos hacia un mismo objetivo, que es cuidarnos. Desaparece el “sálvese quien pueda” porque nos damos cuenta de la finitud y la fragilidad de nuestra vida.
  2. Los recursos internos. Aquí descubrimos fortalezas que tenemos (e ignorábamos) para enfrentar la situación.
  3. Los verdaderos amigos. Nos damos cuenta de quiénes están a nuestro lado y quiénes, no.

¿Cómo reaccionar ante las crisis accidentarles?

Es importante no buscar culpables, sino soluciones. Y, sobre todo, no quejarse, lo cual resulta inútil, sino hablar y expresar lo que sentimos para agotar el dolor y lograr salir adelante con nuestros recursos internos y la contención afectiva con la que contemos.

 

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