Parece amor pero no lo es

POR BERNARDO SATAMATEAS

Columnas y Opinión 17/03/2018 Mariela Alderete Mariela Alderete


Los seres humanos tenemos dos posibles códigos de relación, o dos maneras de relacionarnos, con los demás. A saber:
1. Tomá y dame
Por lo general, se utiliza en el ámbito laboral: “Yo te doy, vos me das; yo te ayudo, vos me ayudás; yo te invité a comer el mes pasado, vos me tenés que invitar a comer este mes”. Es un dar para recibir, es decir, con interés. 
2. Amor
Se trata del vínculo amoroso. Solemos llamar amor a cualquier acción pero no todo lo que hacemos es por amor. Te invito a ver algunas de dichas acciones…
Cuando yo hago algo para ser visto, eso no es amor sino pseudo-amor. Cuando se organizan comidas a beneficio, las personas que concurren pagan un cubierto para recaudar dinero para una institución. Si la persona lo hace para la “foto” se trata de una falsa solidaridad, es decir, que hay un objetivo: la mirada social. 
Si un muchacho ve en la calle a la chica que le gusta y hay una señora mayor que no puede cruzar la avenida sola y la ayuda a cruzar, solo para llamar la atención de la joven, no está ayudando a esa persona de verdad. Aunque los demás comenten: “¡Qué buen chico!”, eso no es amor sino pseudo-amor o pseuda-solidaridad. 
Hacer algo que no nos cuesta ni dinero, ni esfuerzo, ni tiempo no es amor.
Cuando yo sobreprotejo a alguien, tampoco es amor sino dominación. Siempre que me coloque arriba de alguien o que coloque a alguien debajo de mí, le estoy diciendo: “Yo te estoy ayudando, te estoy cuidando, porque quiero sentirme útil… en realidad, porque te veo débil yo lo hago en tu lugar”. La sobreprotección no es amor, aun cuando lo parezca. 
¿Qué es amor entonces? Para que haya amor, debe haber dos elementos: 
1. Empatía hacia el otro
Empatía es lo que siento cuando veo a alguien que la está pasando mal y me duele. Es decir, sentir el dolor del otro o la alegría del otro, la emocionalidad ajena. La empatía tiene dos vías: sentir lo que siente el otro y pensar que, si a mí me sucediera eso, no me gustaría. Entonces te ayudo para que estés bien y, cuando vos estás bien, yo me siento bien también. Ser empático es ponerse en los zapatos del otro. Este es uno de los elementos del amor y no hay amor, si no hay empatía. Empieza en el otro y termina en mí. 
2. No esperar nada del otro
En el vínculo amoroso, tiene que haber empatía pero además algo muy importante: no esperar nada. Si yo te llamo por teléfono y, en el fondo, espero que vos me llames a mí más adelante, eso no es amor sino tomá y dame. Siempre que haga algo y espere una recompensa, no se tratará de amor. El verdadero amor da y no espera nada a cambio porque lo que gratifica es la acción en sí y no la reacción del otro conmigo. 
La mayoría de nuestras acciones no son actos amorosos porque, en lo profundo, esperamos algo a cambio. El verdadero amor no reclama, no espera nada, no pasa factura.
Amar es cuidar cuidadosamente al otro. Amar es esperar sin nada a cambio. Amar es una acción. 

Los seres humanos tenemos dos posibles códigos de relación, o dos maneras de relacionarnos, con los demás. A saber:

1. Tomá y dame

Por lo general, se utiliza en el ámbito laboral: “Yo te doy, vos me das; yo te ayudo, vos me ayudás; yo te invité a comer el mes pasado, vos me tenés que invitar a comer este mes”. Es un dar para recibir, es decir, con interés.

2. Amor

Se trata del vínculo amoroso. Solemos llamar amor a cualquier acción pero no todo lo que hacemos es por amor. Te invito a ver algunas de dichas acciones…

Cuando yo hago algo para ser visto, eso no es amor sino pseudo-amor. Cuando se organizan comidas a beneficio, las personas que concurren pagan un cubierto para recaudar dinero para una institución. Si la persona lo hace para la “foto” se trata de una falsa solidaridad, es decir, que hay un objetivo: la mirada social.

Si un muchacho ve en la calle a la chica que le gusta y hay una señora mayor que no puede cruzar la avenida sola y la ayuda a cruzar, solo para llamar la atención de la joven, no está ayudando a esa persona de verdad. Aunque los demás comenten: “¡Qué buen chico!”, eso no es amor sino pseudo-amor o pseuda-solidaridad.

Hacer algo que no nos cuesta ni dinero, ni esfuerzo, ni tiempo no es amor.

Cuando yo sobreprotejo a alguien, tampoco es amor sino dominación. Siempre que me coloque arriba de alguien o que coloque a alguien debajo de mí, le estoy diciendo: “Yo te estoy ayudando, te estoy cuidando, porque quiero sentirme útil… en realidad, porque te veo débil yo lo hago en tu lugar”. La sobreprotección no es amor, aun cuando lo parezca.

¿Qué es amor entonces? Para que haya amor, debe haber dos elementos:

1. Empatía hacia el otro

Empatía es lo que siento cuando veo a alguien que la está pasando mal y me duele. Es decir, sentir el dolor del otro o la alegría del otro, la emocionalidad ajena. La empatía tiene dos vías: sentir lo que siente el otro y pensar que, si a mí me sucediera eso, no me gustaría. Entonces te ayudo para que estés bien y, cuando vos estás bien, yo me siento bien también. Ser empático es ponerse en los zapatos del otro. Este es uno de los elementos del amor y no hay amor, si no hay empatía. Empieza en el otro y termina en mí.

2. No esperar nada del otro

En el vínculo amoroso, tiene que haber empatía pero además algo muy importante: no esperar nada. Si yo te llamo por teléfono y, en el fondo, espero que vos me llames a mí más adelante, eso no es amor sino tomá y dame. Siempre que haga algo y espere una recompensa, no se tratará de amor. El verdadero amor da y no espera nada a cambio porque lo que gratifica es la acción en sí y no la reacción del otro conmigo.

La mayoría de nuestras acciones no son actos amorosos porque, en lo profundo, esperamos algo a cambio. El verdadero amor no reclama, no espera nada, no pasa factura.

Amar es cuidar cuidadosamente al otro. Amar es esperar sin nada a cambio. Amar es una acción.

 

 

 

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