Cómo lograr cambios verdaderos

POR BERNARDO STAMATEAS

Columnas y Opinión03/09/2019Mariela AldereteMariela Alderete

Muchas veces sentimos que necesitamos un cambio con urgencia en nuestras circunstancias. Pero, cuando intentamos llevarlo a cabo, nos cuesta y volvemos al punto cero una y otra vez. Para comenzar, necesitamos reconocer nuestros puntos débiles porque tal actitud nos fortalece para la acción.

Algunos, para lograr un cambio, prueban reprimir sus pensamientos negativos pero esto no sirve en absoluto. Porque cuanto más uno lucha en contra de su mente descontrolada, más se refuerzan los pensamientos y se provoca el efecto contrario. Todo lo que desees alejar de tu mente volverá con mayor fuerza. Por eso, la clave es permitirnos pensar en lo que no queremos para debilitarlo y que finalmente desaparezca como una nube en el cielo. Y otros, para cambiar, tratan de “portarse bien” pero esa es una reacción infantil que no nos conduce a nada y solo refuerza lo negativo. 

Lo único que resulta útil para lograr un cambio verdadero que perdure en el tiempo es el compromiso con uno mismo. Tener valores positivos es una señal de inteligencia emocional. Esta nos permite tener una conciencia firme pero que sea justa y capaz de adaptarse a las circunstancias, es decir, un sentido claro de lo bueno y lo malo.

La persona comprometida consigo misma suele mirar hacia su interior a menudo. Esto es sinónimo de poseer una autocrítica sana, no condenatoria, que la lleva a reflexionar sobre cómo es, qué quiere y hacia dónde se dirige. Esto trae como resultado una vida transparente porque uno es capaz de ver las consecuencias de su propia conducta (el psicópata, por ejemplo, no puede hacerlo). 

Cuanta más autocrítica (o conciencia) de nuestras acciones permitamos, más claridad tendremos.

Y estar dispuesto a verse a uno mismo con total sinceridad incrementa nuestro autoconocimiento. ¿Cuánto hace que no te detenés a mirarte a los ojos? ¿Podés hacerlo o te causa temor? Como mencionamos, el compromiso con vos mismo es la clave de todo cambio que valga la pena en tu vida.

Nadie nunca ha cambiado por emoción, ni por explicación, ni por amenaza sino más bien por comprometerse consigo mismo, consigo misma. Es inútil intentar controlarnos o repetirnos que no debemos hacer tal cosa. Tampoco sirve recibir un castigo exterior. Solo cuando reconocemos que necesitamos cambiar y nos determinamos a convertirnos en mejores seres humanos, logramos nuestro objetivo.

Cuando nos comprometemos con nosotros, podemos “dejar de mirar nuestro ombligo” y desarrollar otro hábito muy saludable: la empatía. Esta consiste en ponernos en los zapatos del otro e intentar sentir lo que él o ella siente. Pero solo cuando yo me escucho con los oídos y con el corazón, soy capaz de hacer lo mismo con otros, es decir, de vivenciar a los demás. Algo tan necesario en estos tiempos.

Y sin duda, cada cambio individual verdadero (sumado a otro y a otro y a otro) genera grandes cambios positivos a nivel colectivo. 



Te puede interesar
Lo más visto