Mucha gente suele hacerme esta pregunta en las charlas que brindo. Y yo les contesto con otra pregunta: “¿Sos un dador o una dadora?”. Una de las actitudes más gratificantes que una persona puede adoptar es la de dar a otros desinteresadamente. “¿Pero por qué tengo que dar?”, tal vez pienses. Porque hay alguien a quien le falta algo.
En realidad, a todos nos falta algo. Puede tratarse de dinero, salud, amor, alegría, paz, etc. Todos tenemos alguna carencia, seamos conscientes o no. Y cuando eso sucede, procuramos satisfacerla. Esto es posible llevarlo a cabo de manera positiva o negativa. Por ejemplo, muchos hombres y mujeres trabajan todo el día y aseguran que lo hacen porque les da placer, pero en realidad es porque en algunos casos se sienten frustrados en el placer de otras áreas (relaciones afectivas, relaciones familiares, etc.). Viven trabajando para sanar “A”, pero por mucho que lo hagan, el trabajo no podrá nunca sanar una relación afectiva. Entonces, si para sanar “a” recurre a “b”, nunca logrará su fin. ¿Por qué? Porque “a” se sana con “a”, no con “b”. Si yo perdí a un ser querido y estoy atravesando un duelo con un profundo dolor emocional, aunque el médico me receta alguna medicación para dormir bien, esta no logrará satisfacer mi gran necesidad de hablar y ser escuchado y contenido.
Los seres humanos, sin excepción, tenemos dos necesidades básicas:
- 1- Autoestima (necesidad psicológica)
2-Intimidad (necesidad espiritual).
Es así como, a pesar de que tengamos trabajo, bienes, familia, amigos, etc., y disfrutemos todo eso, si no cubrimos estas dos necesidades, ellas seguirán hablándonos desde nuestro ser interior para que les prestemos atención. Analicemos en detalle cada una de ellas:
Autoestima
Autoestima es la necesidad de ser mirados, escuchados, valorados, acariciados y respetados. Es decir, tenidos en cuenta. Esta surge durante la infancia y nuestros padres son quienes deberían satisfacerla. Cuando esto no ocurre, la persona crece con un gran vacío emocional que la llevará a buscar desesperadamente que los demás la reconozcan.
Intimidad
Intimidad es la necesidad de abrirle nuestro corazón a alguien y que ese alguien nos abra su corazón a nosotros. Por muy fuertes que nos percibamos, todos deseamos “conectar” con alguien”. Es así como se forman los vínculos que nos permiten darnos a conocer, y conocer al otro, en un espacio seguro y libre. Esto es lo que llamamos “amor” y las personas persiguen, a veces sin éxito en una relación de pareja.
Ahora, como mencionamos, si a mí me falta “a” porque no fui valorado ni tengo la capacidad de tener intimidad, buscaré llenar eso con “b” en sus diversas formas (adicciones, dinero, amigos inconvenientes, juego, compras compulsivas, exceso de comida o trabajo, etc.). Pero cuanto más recurra a “b”, más lejos estaré del verdadero problema que enfrento: si me falta “a”, debo llenarlo con “a”, no con “b”.
Para hacer esto, primero debemos admitir que carecemos de estima y/o intimidad. Solo así lograremos ser felices y seremos conocidos como “dadores felices”. Y recuerda que la verdadera fuente de la felicidad no está afuera sino dentro de cada uno de nosotros. Allí se encuentra todo lo que necesitamos.