Vendió su esperma por Facebook y embarazó a 800 mujeres

Se llama Simon Watson, es Británico y dice que quiere tener el récord mundial. Por cada aporte de su "pócima"cobra 66 euros aprovechando el duro marco regulatorio y los costos de la fertilización en el Reino Unido.

Sociedad 14/01/2016 Mariela Alderete Mariela Alderete
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Embarazó al menos a 800 mujeres. En otras palabras, tiene unos 800 hijos y, a su vez, cada uno de ellos tiene alrededor de 800 medio-hermanos. Claro que ninguno lleva su nombre, ni recibe su cuidado. Simon Watson vive en Luton (Reino Unido), tiene 41 años y los últimos 16 se dedicó a donar esperma. Como lo hace sin que la donación esté regulada y a un bajo costo, Simon se volvió una alternativa para las mujeres que no pueden pagar un tratamiento de fertilización en una clínica privada.

"Generalmente nace un bebé por semana. Creo que tengo alrededor de 800 hasta ahora, por lo que el plazo de cuatro años me gustaría llegar a 1.000", dice Watson en una entrevista de la BBC. El número que comparte son los nacimientos de los que él se enteró, por lo que podrían ser bastantes más. "Tuve niños desde España a Taiwán, en muchos países. Me gustaría alcanzar el récord mundial, asegurarme de que nadie lo va a romper, obtener el mayor número posible", desafía.  

Estuvo casado dos veces y tiene tres hijos "legales". Según lo publicado en el Daily Mirror, su "trabajo" motivó la ruptura de su último noviazgo, que duró tres años. “Ella estaba harta de esto, de hecho me dijo que desprecia lo que hago”, confesó. Quien sí está de acuerdo es su hijo Thomas, de 20 años, que lo ayuda con su página de Facebook. "Cada vez que comparten una foto me hace feliz, es lindo saber que tengo un nuevo hermano o hermana", afirma el joven.

En Inglaterra, explica la BBC, muy pocas mujeres son aptas para la inseminación artificial porque los criterios son muy estrictos. Además es costoso, ya que las clínicas privadas cobran entre 500 y 1.000 euros por cada parte del tratamiento. Pero Watson cobra sólo 50 libras (el equivalente a 66 euros) por una muestra, que llama "poción mágica".

La mayoría de las clientas lo contactan a través de Facebook y le hacen algunas preguntas, como si tiene problemas hereditarios. A modo de control, Watson se hace una prueba de enfermedades de transmisión sexual cada tres meses y publica en la Web el certificado del hospital.

Luego llega el contacto cara a cara. El donante y la clienta (o la pareja) se encuentran por lo general en una estación de servicio. El lleva el esperma en un frasco plástico, junto a una jeringa sellada. La entrega, recibe el dinero, y se va. Entonces, la mujer hace el procedimiento conocido como "inseminación casera": se pone en posición ginecológica e introduce el contenido de la jeringa en su vagina. Para eso, las clientas suelen reservar una habitación de hotel o usan los baños públicos.

"En una clínica de fertilidad la gente tiene que pasar por un montón de obstáculos - sesiones de asesoramiento, enormes cantidades de pruebas y luego pagar fortunas absolutas para el servicio. Pero, en realidad, si tienen un donante privado sólo deben ir a verlo, se reúnen en algún lugar, obtienen lo que quieren y se van ", explica Watson. La donación de esperma se convirtió en un buen negocio para él. Dejó de administrar el negocio de aromaterapia de sus padres y se dedica a esto a tiempo completo. Según el Mirror, ya lleva recolectados unos 40.000 euros.

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