Las cuatro estaciones de la vida

Todos tendremos que pasar por etapas. Sin embargo, a veces las personas no quieren bajar en la estación que corresponde, por comodidad o porque donde está encuentra mayor placer o privilegio

Columnas y Opinión12/06/2016Mariela AldereteMariela Alderete

A lo largo de nuestra vida todos nosotros tendríamos que pasar por cuatro etapas. Cada una de ellas es como un viaje en tren y al llegar a determinada estación, el viaje termina. Entonces hay que bajar, tomar otro tren y  llegar a la próxima estación.  ¿Cuáles son esas cuatro estaciones?

La primera es la estación de la niñez. Cuando termina la niñez, nos tenemos que bajar y tomar el tren que nos va a llevar a la segunda estación de la vida, que es la adolescencia. Una vez que atravesamos la adolescencia nos bajamos del tren y entramos a otra etapa, que es la juventud y la adultez. Y  al final de esa etapa nos bajamos y tenemos que tomar otro tren que se llama vejez. El fin de la vida no es la vejez, el fin de la vida es la muerte. La vejez es una etapa. 

Todos tendremos que pasar por esas etapas y estaciones. Sin embargo, a veces  las personas no quieren bajar en la estación que corresponde, por comodidad o porque donde está encuentra mayor placer o privilegio.

¿Qué pasa cuando alguien no quiere bajar en una estación?  Puede ser, por ejemplo, uno de esos eternos adolescentes que con 40 años o más  siguen dependiendo, para vivir, de los ahorros de sus padres o de la oportunidad que alguien de su familia pueda darles.

Cuando nos quedamos demasiado en una etapa o cuando salteamos una etapa porque no la vivimos o la vivimos mal, la mayoría de las veces queda en nuestra historia de vida una herida que necesitamos cicatrizar.  Si tenemos heridas abiertas, carencias en nuestra historia, no podremos seguir creciendo y construyendo un futuro. Por todo esto te propongo no seguir con ninguna herida abierta. No dejes “puertas abiertas”.

Recordá que cada etapa tiene su encanto y que podés disfrutar de cada una de ellas. No hay una etapa mejor que otra.  No es cierto que la adolescencia es la mejor etapa de la vida, tampoco la más conflictiva. Todas ellas tienen sus cosas buenas, aprendamos a descubrirlas y a disfrutarlas. Proponete recuperar sabiamente las cosas que no viviste en las etapas anteriores.

Si no jugaste mucho en tu infancia, volvé a jugar, recuperalo, tenés que poner tus ganas.  Si no tuviste amistades, proponete revisar tu actitud frente a los demás y soñar, como dice la canción, con tener un millón de amigos. Si no tuviste sueños, volvé a soñar, recuperá esa pasión y conquistá lo que aún no llegaste a alcanzar, Y sé sabio. ¿Cómo? Seguí creciendo, siempre. 

Por Bernardo Stamateas
Para Periódico Móvil

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