Salir del aburrimiento

¿Alguna vez has estado aburrido? El aburrimiento es disgusto, desgano, abatimiento, apatía, tedio ostracismo, bostezo, cansancio. El término proviene de “pesado” y define una emoción que aparece cuando alguien habla mucho.

Cuando somos monótonos, es decir que hablamos siempre en el mismo tono, los otros tarde o temprano se aburrirán (y alguno quizá hasta sienta sueño). Cuando, al hablar, somos repetitivos, negativos o críticos, también aburriremos a los demás.

¿Qué le ocurre a una persona aburrida?

Comete más errores. En cualquier ámbito, si una persona está aburrida, puede equivocarse más porque está más distraída. El aburrimiento es además una de las causas por las que muchas personas caen en adicciones. Como tienen un aburrimiento existencial, su vida no tiene sentido alguno, necesitan sentir alguna emoción para despertar.

¿Cuáles son los errores más comunes que cometemos cuando queremos deshacernos del aburrimiento?

Buscamos distraernos con algo, o nos damos un gustito, pero enseguida nos volvemos a aburrir. Lo cierto es que ni la distracción ni el placer nos quita el aburrimiento, solo nos sacan de ese estado por un momento.

La única forma de combatir el aburrimiento es siendo curioso. Si sos curioso, nunca serás aburrido. En un extremo tenemos el aburrimiento y en el otro la curiosidad, que es el deseo de conocimiento. Todos nacemos siendo curiosos y continuamos siéndolo de niños. Los chicos siempre preguntan por qué, cómo, cuándo, etc. Ellos son curiosos, tienen ganas de aprender, porque están explorando el mundo.

Los adultos deberíamos ser más curiosos. La gente curiosa tiene más energía y es más inteligente. Aquellos que más saben aprendieron por curiosidad, sin embargo muchas personas solo van detrás de “los gustitos” y la diversión. En realidad, buscan que algo o alguien los saque del hastío pero, cuando se termina “el helado” o el programa, vuelven a estar aburridos. Lo único que llena nuestro vacío interior es una actitud interna: la curiosidad que nos impulsa a buscar.

Pero, cuando uno deja de ser curioso y ya no busca nada nuevo, cierra su mundo y termina atrapado en diversos paradigmas. ¿Qué es un paradigma? Una manera de pensar rígida de lo que se puede y lo que no se puede hacer, de cómo es y cómo no es algo, que nos hace decir: “Es así y punto”. Cuando alguien expresa: “Yo soy así y no voy a cambiar”, en realidad se trata de un paradigma.

Todos tenemos paradigmas, y no está mal tenerlos. Los necesitamos porque eso nos brinda seguridad, tranquilidad, rutinas. El problema es cuando nos volvemos inflexibles y no nos interesa ir detrás de la mejora continua. ¿Por qué? Porque nos aburriremos y aburriremos a los demás.

Por eso, nunca dejes de innovar, de observar el mundo que te rodea desde la curiosidad, de ir detrás de la superación propia. Rompé esos paradigmas mentales que no te permiten avanzar y solo te traen ansiedad. Entonces caminarás con alegría y el aburrimiento ya no será parte de tu vida.

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