Cómo soltar mi potencial

Interpretar una situación como un desafío es una posibilidad de aprender, crecer y soltar el potencial; lo contrario nos conduce al temor y a concentrarnos en los resultados.

Columnas y Opinión15/08/2016Mariela AldereteMariela Alderete

Para soltar el potencial ilimitado que todos llevamos adentro, necesitamos tener desafíos. Solo los desafíos liberan nuestro potencial y traen recompensa.

Cuando nos sucede algo negativo y recibimos un estímulo, como por ejemplo perder el trabajo, enfermarnos o perder un ser querido, la diferencia entre estresarnos o no estará en cómo lo interpretemos. Si lo interpreto como un desafío, creceré; pero, si lo interpreto como una amenaza, me estresaré. Todo lo que vivimos no se trata de la vivencia en sí, sino de su interpretación.

Interpretar una situación como un desafío es una posibilidad de aprender, crecer y soltar el potencial; lo contrario nos conduce al temor y a concentrarnos en los resultados. La persona que solo piensa en los resultados ve un peligro frente a ella. ¿Por qué tanta gente está estresada? ¿Por qué a dos personas les va mal en un examen y uno sale adelante, mientras que el otro se deprime? Porque uno ve la amenaza pero el otro ve el desafío.

¿Cómo deberíamos encarar los desafíos? Te comparto tres ideas prácticas:

  1. Ponerse desafíos conduce a la acción

Cuando tenemos un desafío adelante, accionamos. ¿Quién tiene más ansiedad: el vendedor que sale a vender puerta a puerta o el vendedor que está en la zapatería? El vendedor en la zapatería. ¿Por qué? Porque no puede accionar, solo tiene que esperar que los clientes vengan. En cambio, el que sale a vender también tiene ansiedad pero lo ve como un desafío y, además, está haciendo algo.

Accionar es concentrarse en lo que uno puede hacer.

  1. Tener metas cortas permite superar un desafío

El árbol representa el éxito. Pero, hasta llegar al árbol, hay adrenalina. Uno se “adrenaliza” y dice: “Tengo que lograrlo” y, cuando llega al logro, el cuerpo suelta dopamina (químico del placer). Por eso, cuando logramos algo, nos sentimos tan bien. Cualquier cosa que logramos, ya sea que se trate de correr el colectivo y alcanzarlo, nos brinda una sensación de bienestar. Ahora, cuando el camino es largo, hasta tener un momento de placer, en el trayecto nos podemos enfermar. La persona inteligente se adrenaliza, tiene una meta corta y la alcanza. Y después va detrás de otro desafío.

La adrenalina que nos lleva a la acción es positiva.

  1. Pararnos en los logros y festejarlos

Cada vez que obtengas un logro, felicitate. Dicha actitud te permitirá ir por más. Cuando tu hijo se saque un cinco en un examen, felicitalo por esa nota y luego decile: “Ahora, hijo, el desafío es ir por el siete”. Para ser capaces de perseguir lo que nos falta, es fundamental reconocer y estar conformes con lo que ya logramos.

La gente exitosa que tanto admiramos es gente que se desafía a sí misma y libera su potencial. Cada tarea que tengas por delante, vela como un desafío para avanzar en la vida y transformá las dificultades en metas pequeñas a alcanzar que te lleven a más y más desafíos. Así te convertirás en tu mejor versión.

Por Bernardo Stamateas
Para Periódico Móvil

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