Conociendo al triangulador

El accionar del triangulador consiste en armar una “coalición” de dos, o varios, en contra de uno. Dos personas que se detestan, aunque parezca increíble, pueden unirse en contra de una tercera para hacerle daño o ejecutar una venganza.

Columnas y Opinión 15/12/2016 Mariela Alderete Mariela Alderete
Bernardo Stamateas - Exclusivo para Periódico Móvil.
Bernardo Stamateas - Exclusivo para Periódico Móvil.

El triangulador es aquella persona que, con toda intención, involucra a un tercero en un problema que tiene con alguien más. Pero, ¿cómo podemos reconocerlo? Te invito a analizar algunas de sus características.


Las redes sociales son uno de los lugares donde suele encontrarse, o esconderse, y donde su objetivo es provocar un daño a través del desprestigio. Por ejemplo, un profesional sube un comentario negativo quejándose porque uno de sus clientes no le abonó sus servicios. El propósito de esta agresión es que ese cliente que no pagó quede mal delante de los demás. No es en absoluto conseguir cobrarle. Si así fuera, lo trataría directamente con la persona involucrada y no lo haría público.


Ahora, ¿qué motiva a una persona que agrede en una red social? La ira. En el ejemplo anterior, el cliente recibió un servicio que no abonó, a pesar de que el profesional debe haber insistido. Ante esta situación, este último sube una foto del cliente y anuncia que le quedó debiendo por su trabajo. Enseguida aparecen los comentarios de la gente solidarizándose con él y poniéndose en contra del cliente, incluso agrediéndolo, aunque no tengan nada que ver con el asunto.


A pesar de que haga todo eso, el profesional no logrará aplacar la ira que siente hacia su cliente, o tal vez esta crezca y lo conduzca a hacer algo peor. Lo cierto es que descargarse en una red social no sirve en absoluto y no soluciona ningún problema, en especial cuando se involucra a terceros.


Lo más sano aquí sería que el profesional enfrentara a su cliente cara a cara. También es posible buscar un mediador, alguien a quien explicarle lo que sucede para que hable con la persona que quedó debiendo y juntos resolver el inconveniente. Cuando tenemos un problema con alguien, agotemos todos los recursos posibles para hallar una solución, pero jamás busquemos aliados que nos apoyen y nos den la razón.


En eso consiste el accionar del triangulador, en armar una “coalición” de dos, o varios, en contra de uno. Dos personas que se detestan, aunque parezca increíble, pueden unirse en contra de una tercera para hacerle daño o ejecutar una venganza, es decir, dos a quienes lo único que los une es un enemigo en común, dos hacia una meta.


La venganza nunca resulta útil y, en la mayoría de los casos, se vuelve en contra de

quien la lleva a cabo o, como también suele ocurrir, deja al vengador con un gran sentimiento de culpa. Cuando alguien nos lastima, con o sin intención, en lugar de pensar en la manera de vengarnos, o de cómo “me las va a pagar”, deberíamos pensar en la forma de resolver la situación. Tal actitud nos garantiza paz interior.

Estos son dos ejemplos más de triangulación:


*Un papá o una mamá que, enojado/a con su pareja, le habla mal del otro a su hijo.

*Un empleado que, enojado con su compañero, le habla mal de este último al jefe de ambos.


Nadie tiene por qué ser usado como intermediario, y mucho menos los hijos. Porque en estos casos todos pierden. Digámosle “no” a la triangulación.


Por Bernardo Stamateas
Para Periódico Móvil

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