Muy triste relato para niños muy adultos

... y contaba el muy soberano sus muy altas cantidades de riquezas: “Tengo esto y lo otro, y lo de más allá. Soy sumamente muy infinito”

Columnas y Opinión20/12/2015Mariela AldereteMariela Alderete

Había una vez un Señor muy Rey que paseaba su magnificencia por sus muy vastos Reinos.

Y contaba el muy soberano sus muy altas cantidades de riquezas: “Tengo esto y lo otro, y lo de más allá. Soy sumamente muy infinito”

Y de tanto calcular, el muy espléndido comprendió cuán muy pocos eran sus dedos; lo cual enfureció de muy honda manera a su gran inmensa soberbia.

Nada podía contar que sumase más de diez, que era la limitada cantidad de dedos que Dios, en gala de perversa mezquindad, había posado sobre tan regias manos. Manos de Rey, dedos de Mendigo.

Nuestro muy Señor, con grande ofuscación, ordenó mediante Real Decreto la expropiación de los mejores dedos de sus muy leales plebeyos. Y, de esta manera, tuvo muy inmensa cantidad de dedos muertos que contaran sus muy muchos pavos y doncellas y demás posesiones.

De muerte muy lenta y demás dolorosa murió nuestro amo, llevándose consigo dedos blancos y violetas, según su respectivo estado de podredumbre; dejando -no sin gran enojo para su pueblo mutilado- los pavos, las doncellas y todo cuanto había con tanto regocijo podido en vida contabilizar.

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